Tropas y milicias leales a Asad escaparon hacia el oeste en dirección a Alepo y hacia el este rumbo a la provincia de Deir al Zor, pero que las fuerzas leales al presidente en el aeropuerto de la provincia, a 60 kilómetros de Raqqa, seguían siendo una amenaza
AMÁN. Rebeldes de la oposición siria tomaron el lunes la ciudad nororiental de Raqqa y una multitud tumbó una estatua del padre del presidente Bashar al Asad, dijeron fuentes de la oposición y un residente.
De ser confirmada la caída de la capital provincial situada sobre el río Eufrates, a unos 160 kilómetros al este de Alepo, podría ser la primera gran ciudad tomada por la oposición desde el inicio de la revuelta contra el Gobierno de Asad hace dos años.
«La ciudad de Raqqa ha caído», dijo a la agencia Reuters Mustafa Nawaf al Ali del Consejo Nacional Sirio de la oposición.
Nawaf dijo que brigadas islámicas en su mayoría, incluyendo el frente al-Nusra vinculado con Al Qaeda, el Ahrar al-Sham y radicales suníes entraron en Raqqa después de superar un puesto del Ejército en la entrada norte de la ciudad.
Nawaf al Ali dijo que tropas y milicias leales a Asad escaparon hacia el oeste en dirección a Alepo y hacia el este rumbo a la provincia de Deir al Zor, pero que las fuerzas leales al presidente en el aeropuerto de la provincia, a 60 kilómetros de Raqqa, seguían siendo una amenaza.
Un residente confirmó que la ciudad había caído en manos de la oposición y dijo que un complejo de inteligencia militar en el centro de Raqqa fue rodeado por rebeldes. Añadió que una multitud había tumbado una estatua del padre del presidente Asad que se encontraba en la principal plaza de la localidad.
El Consejo Nacional Sirio, un gran bloque dentro de la Coalición Nacional Siria, dijo que la captura de Raqqa demostraría «una victoria decisiva en la lucha por la caída del régimen criminal de Asad y para salvar a Siria de la época más desagradable de su historia».
En un comunicado, el consejo dijo que con la caída de Raqqa se estableció un vínculo entre vastas áreas que cedieron ante la oposición en la región productora de petróleo del este del país y regiones controladas por rebeldes en las provincias de Alepo e Idlib en el norte.
• MATANZA
Por otra parte, hombres armados no identificados mataron el lunes al menos a 40 soldados y empleados del Gobierno de Damasco que estaban siendo trasladados a la frontera siria por autoridades iraquíes después de haber huido a Irak tras un ataque rebelde la semana pasada, dijeron responsables iraquíes.
El convoy que transportaba a los sirios fue objeto de una emboscada en la provincia iraquí de Anbar, donde miles de iraquíes suníes llevan más de dos meses protestando a diario contra el Gobierno chií de Bagdad por la marginación que perciben hacia su comunidad religiosa.
El sangriento conflicto en la vecina Siria, donde rebeldes mayormente suníes combaten para derrocar al presidente Bashar el Asad, que tiene el respaldo de Irán – predominantemente chií -, está incrementando las tensiones religiosas en Irak y otros países de Oriente Próximo.
Eso ha elevado la preocupación por el retorno de la violencia sectaria que causó decenas de miles de muertes en Irak en 2006 y 2007.
Funcionarios iraquíes dijeron que unos 65 soldados y empleados del Gobierno sirio se habían entregado a las autoridades iraquíes el viernes después de que insurgentes capturaran el lado sirio del cruce fronterizo de Yaarabiya.
Agencias