El dolor de la madre “socialista” en frente de la urna de su hijo, es idéntico al que sufre la madre de la “derecha”y en ese momento ambas podrían abrazarse para darse fortaleza mutua. El padecimiento del enfermo que pasa un calvario de hospital en hospital, buscando que lo atiendan tampoco tiene color político, porque todos se quejan de igual forma
Una vez más estamos en campaña electoral. Consecutivamente elección tras elección se nos convoca a ejercer el derecho al voto, a la vez que reivindicamos un deber ciudadano de gran trascendencia.
Cada campaña nos polariza y nos divide más. En esta, como en otras oportunidades, el reto al contendor no es parte de un juego político tradicional donde el adversario político es provocado como parte estrategias de propaganda política. Por el contrario, en nuestra golpeada y dividida patria, los sentimientos de odio, agresión, violencia y rechazo a un enemigo son los que guían la ruta de los electores. ¡Qué lamentable! Qué triste que tengamos que ver como los problemas pasan a un segundo plano, mientras las ideas quedan en destruir al otro bajo la premisa de quien resulta más agresivo y más pendenciero en su discurso.
Ambos extremos se tocan utilizando la muerte como simbología de su campaña. La muerte de un presidente, la muerte de los venezolanos por la inseguridad, pero sobre todo la muerte de la decencia y de la dignidad de una Venezuela que urge de ideas y de buenos proyectos para salir adelante, donde el petróleo justifique el crecimiento y el desarrollo y no donde se demuestre que somos un país muy rico con gente muy pobre.
El sufrimiento es igual
¿Me pregunto de qué color es la muerte? ¿Cómo podemos dividirnos ante el dolor que ella produce? ¿Cómo catalogar las lágrimas de la madre que llora a su hijo que se lo llevaron las balas?, ¿Tendrán color esas lágrimas? Suena duro, suena directo, pero es la única forma de pensar en un PAIS, en una PATRIA, donde a pesar de las diferencias políticas y las contiendas, o guerras disfrazadas de campaña, nos demos cuenta que hay cosas en las cuales nos unimos, que nos hacen ser iguales, no tan distintos como quieren hacernos parecer.
El dolor de la madre “socialista” en frente de la urna de su hijo, es idéntico al que sufre la madre de la “derecha”y en ese momento ambas podrían abrazarse para darse fortaleza mutua. El padecimiento del enfermo que pasa un calvario de hospital en hospital, buscando que lo atiendan tampoco tiene color político, porque todos se quejan de igual forma.
Esa queja que acompaña la inconformidad de no estar de acuerdo con lo que sufro y padezco como ciudadano no tiene color político y no forma parte de la división. Nos unen los derechos humanos, porque todos somos humanos, los de la derecha, los de la izquierda y los del medio, pero también nos unen las decepciones, las necesidades, las penurias, la violación de nuestros derechos humanos y hasta aunque paradógico, la misma polarización nos une porque somos muchos los agotados de una contienda que no genera aportes positivos al avance de este gran país.
Unirnos en todo
Pero no todo lo que nos une es lo malo, sino que también hay cosas positivas donde definitivamente somos de un solo color.
Basta que juegue nuestra Vinotinto un partido de fútbol para que el grito de gol sea igual entre aún los adversos. O nuestra forma de celebrar juntos esa medalla de oro olímpico de Rubén Limardo. El deporte, la música, el arte son también formas de unión porque en definitiva dentro y fuera de aquí cuando sabemos que hay un venezolano triunfando sentimos en nuestras venas la sangre de hermanos, eso no tiene color.
También sabemos unirnos ante la desgracia natural y cuando existe algún fenómeno natural que se lleva la vida de nuestros compatriotas también somos solidarios y ayudamos a todos aquellos que nos necesitan, porque tampoco la catástrofe tiene color. Últimamente hemos visto manifestaciones de artistas apoyando a un candidato, a lo que siguió el pronunciamiento de otros que acompañan la otra tendencia. Nada de malo tiene identificarse o simpatizar con un grupo político, inclusive con una ideología, pero sin olvidar que el público no merece polarización en la pantalla, porque simplemente admiran a los artistas por su arte, no por su ideología.
Ojalá que los más radicales así lo entiendan porque lamentablemente se han creado matrices de opinión complicadas y muy indeseables, de lado de ambos.
A respetarnos todos
Parecerá una utopía, pero hay quienes queremos construir un país del medio donde entremos todos por igual sin necesidad de cambiar la ideología de otro, cada quien puede ser distinto, pero nadar en un mar común de progreso, de satisfacción de necesidades ciudadanas y de reivindicación de derechos humanos. En este momento electoral la necesaria reflexión debería ir enfocada a votar por quien deseemos, pero a la vez a poner un poco de nuestra parte en reconocer al adversario con respeto, sin necesidad de insulto, humillación, vejación o crítica destructiva.
Si quienes lideran ambos procesos lo hacen, no tenemos que contagiarnos los electores. Los radicales de ambos bandos se parecen, padecen de los mismos vicios. Los demás no estamos obligados a parecernos, por el contrario podemos insistir en construir esos espacios comunes donde cada quien pueda aportar su experiencia, su arte, su industria, su profesión, su oficio, sin ceder a sus pasiones políticas. La muerte, la desgracia, el dolor, las lágrimas, y tampoco Dios tienen color político, por eso sin duda podemos reconocernos y reencontrarnos en beneficio de todos y del presente de un país que necesita de todos. Venezuela es una, y sus ciudadanos somos todos.
PARA QUE TE DEFIENDAS—
1.-Si te consideras de los partidarios de uno u otro bando político te invito a construir una lista de necesidades básicas que consideres que no tienes cubiertas y que sean responsabilidad de un ente público. Con esto en blanco y negro busca a otra persona de distinta tendencia que haya hecho lo mismo. Habrán encontrado muchos aspectos en común, allí está el inicio de un país del medio.
2.-Si conoces a radicales, de esos pasionales, irracionales, que más que profesar ideología difunden odio saca un perfil y te darás cuenta que tienen demasiadas semejanzas, esto te servirá para separarte de cualquiera de ellos y encaminarte a buscar a aquellos que aún distintos, se respeten.
3.-Generar espacios de discusión abierta, debate frontal, pero con reglas de respeto, tolerancia y no violencia es imprescindible en un país polarizado. Quienes no están en las cabezas pueden generar situaciones guiadas donde a raíz de un problema podamos buscar solución en conjunto con personas de distinta tendencia.
4.-Incitemos al diálogo, la mediación y la conciliación como herramientas ciudadanas que nos permitan disentir, opinar, exigir o criticar, sin generar daños emocionales, menos aún violando los derechos de terceros.
Para que te defiendas
Mónica Fernández
@monifernandez