Alice Kyteler fue una peculiar dama que ostenta el gran honor de haber sido la primera mujer en la historia de Irlanda acusada de brujería. Kyteler nació en la villa de Kilkenny en 1280, siendo su padre un banquero de excelente posición que, a su muerte, dejó a Alice como única heredera y ella se hizo cargo del negocio y todas las propiedades.
La joven Kyteler contrajo matrimonio en 1299 con uno de los socios de su padre, William Outlawe, veinte años mayor que ella. El era también un rico banquero de raíz normanda y que tenía la gran suerte de ser hermano de Roger Outlawe, gobernador de Irlanda. En esa época, la acaudalada decidió construir un anexo de su casa en Kyron Street y establecer allí una posada, establecimiento que aún existe.
Al parecer, lady Kyteler fue una mujer bonita y sofisticada, que arrastró siempre fama de manipular a los hombres para que satisficieran todos sus antojos, que solían tener forma de lujosos regalos, dinero y joyas. Es por esto que la posada de Alice se convirtió pronto en un centro de atracción para numerosos potentados, que trataban de llamar su atención de desesperadas maneras.
Enseguida comenzaron a circular rumores sobre la propietaria. La acusación más fácil y efectiva en la época era la de brujería. Se decía que, tanto lady Kyteler como sus seguidores, practicaban ritos satánicos en los sótanos de su negocio. Cuando su esposo murió en extrañas circunstancias, se dijo que había descubierto toda una jugosa colección de instrumentos de brujería en las dependencias de su mujer.
Meses después del fallecimiento de su esposo, Alice contrajo segundas nupcias con Adam Le Blont. Como era de esperarse, otro banquero de buena posición económica. Se cree que llegó a tener una hija con él, de nombre Basilia. En 1310, Le Blont murió tras una borrachera descomunal.
Viuda millonaria
Kyteler sumaba ahora tres excelentes patrimonios: el suyo, el de su primer marido y el del recién fallecido. Su posada, atendida por numerosas criadas, era además la más concurrida de todo Kilkenny, lógicamente, las numerosas criadas formaban también parte de los juegos demoníacos de la dama.
Lady Alice se casó por tercera vez en 1311. Esta vez el elegido fue un rico terrateniente, Richard De Valle. Richard partió del mundo de los vivos mucho antes de lo esperado, pues enfermó gravemente y murió tras una copiosa cena. En su último testamento, De Valle había dejado todas sus tierras a su señora, lo que la convertía en una de las personas más ricas del condado de Leinster. Sólo los príncipes de la Iglesia podían competir con ella en riqueza y recursos.
La potentada mujer fue al altar por cuarta vez vestida de novia en el año 1320. También casó con un normando, John Le Poer, un asiduo cliente de su posada que cayó, al fin, bajo sus hechizos. En 1323, John, a pesar de ser un hombre de mediana edad, se volvió lento y torpe como un anciano, comenzó a caérsele el cabello y perdió las uñas.
Los hijastros de Kyteler y su esposo moribundo escogieron ese momento para transmitir sus oscuras sospechas sobre las actividades de hechicería de la mujer al obispo Richard de Ledrede. El obispo Ledrede decidió algo novedoso: imputar cargos de herejía contra lady Kyteler, su primer hijo, otros tres hombres y siete mujeres.
Las apelaciones de lady Kyteler se llevaron a cabo en el parlamento de Dublín. En julio de 1324, el obispo utilizó sus influencias en el tribunal y logró que Lady Kyteler y su hijo (que llegó en armadura) fueran declarados herejes y culpables de brujería, magia y contacto con demonios.
A lady Kyteler y a sus compañeras de hechicería, se las excomulgaba de la Madre Iglesia y sus bienes habían de ser confiscados y puestos bajo autoridad secular. William Outlaw (hijo del primer matrimonio de Alice), varón y rico heredero, escapó bastante bien: fue obligado a escuchar misa tres veces al día durante un año, ayudar a los pobres y pagar a la Iglesia un tejado nuevo.
Más nunca se supo
de su destino
En pleno medioevo, cualquiera que fuese acusado de brujería era irremisiblemente condenado a muerte. La ley inglesa prohibía la tortura, pero no los latigazos, así que se dispuso que lady Alice y sus discípulas fueran azotadas. Kyteler, como hechicera principal e instigadora, sería quemada en la hoguera
Un papel fundamental en todo esto lo jugó Petronella de Meta, doncella de confianza de lady Kyteler. Tras seis tandas de azotes, Petronella admitió haber visto a su señora en actividades mágicas y confesó que la dama limpiaba las calles que conducían a casa de su hijo mientras realizaba un encantamiento para atraer toda la riqueza de la ciudad hasta su puerta. Declaró que Alice le había enseñado a ser bruja y que ambas volaban por los aires en una barra de madera cubierta con aceites.
Pretronella fue quemada en la hoguera el 03 de noviembre de 1324, convirtiéndose en la primera persona en Irlanda en ser ejecutada por este método. Murió creyendo ser bruja y llamando a gritos a su señora para que acudiera en su rescate.
Nadie rescató a Petronella, pero si vino alguien al rescate de lady Kyteler, fue su ex cuñado, el gobernador de Irlanda. Con su ayuda, Alice Kyteler escapó de las mazmorras de Kilkenny Castle y de la sentencia de muerte que pendía sobre ella, huyendo a Inglaterra y llevándose a la hija de Petronella. Más nunca se supo de su destino.
La verdad nunca
se sabrá
Lady Alice Kyteler puede haber sido una asesina en serie aficionada a las orgías, las hechicerías y al veneno o simplemente una mujer bella, ambiciosa y soberbia que gustaba de coleccionar hombres y obtener fortuna de manera fácil. La verdad será difícil de saber
Edda Pujadas
Twitter: @epujadas