Hace mucho la perdieron, si es que en algún momento la llegaron a tener. Hoy la ocupan las protestas espontaneas del pueblo reclamando soluciones, el sonido de las cacerolas que retumban como nunca, el murmullo del pueblo que los cuestiona por ilegítimos, el llanto de miles de madres que pierden a sus hijos a manos del hampa, la miseria que se refleja en el rostro de quienes jamás han sido tocados por la mano del llamado “socialismo”. Pero sobre todo, el gobierno perdió la calle a manos del hampa, ese grupo que parece tener credenciales para robar, matar y sembrar miedo sin que haya respuesta oportuna, sin que las victimas tengan justicia, sin que pase absolutamente nada. La pregunta que nos hacemos es ¿Un gobierno perdió la calle puede autodenominarse “gobierno de calle”? Es por lo menos una contradicción, para no decir una locura.
Sabemos la encrucijada que enfrenta el gobierno “espurio” tratando de ganar piso político y legitimidad. En lugar de quitarse la sombra de la sospecha eterna ordenándole al Consejo Nacional Electoral aceptara auditoria, en principio acordada por ambos factores, han emprendido dos medidas francamente absurdas, que los colocan en una situación mucho más vulnerable: gobernar frente a las cámaras de televisión en el denominado “gobierno de calle” y emprender una masiva compra de lealtades a nivel internacional con el dinero de todos los venezolanos. De nuevo nos surge otra interrogante ¿Entre tanto viaje en qué momento gobiernan?
Al parecer tienen la misma mala práctica de su par Evo Morales, no leen, pero no les estamos pidiendo lean un clásico de la literatura, les exigimos interpreten el país, analicen los resultados del 14 de abril. Pero los reales, esos que ustedes saben que existen y deben digerir de una vez por todas. Sino la indigestión será demasiado fuerte, es nuestro consejo por el bien del país, den muestras de sensatez, de madurez política y dejen de alardear virtudes que no tienen. Asuman que la nación es otra y que no pueden pisar a más de siete millones quinientos mil venezolanos sin que el país se les convierta en un “cuero seco”.
Su encuesta preferida, la del Instituto Venezolano de Análisis de Datos (IVAD), también se los dice: han perdido la calle. Maduro debería ganar un Record Guinness por la manera como ha devaluado al chavismo en tan poco tiempo. A un mes del cuestionado proceso electoral de 14 de abril sigue en caída libre, cuando la tendencia natural tras cualquier elección es que el que se supone ha ganado aumenta en las encuestas. Aquí los números dicen todo lo contrario, si las elecciones fueran hoy, Henrique Capriles le ganaría con una mayor brecha a Nicolás Maduro, cinco puntos porcentuales por encima.
Además, esta encuesta realizada entre el 28 de abril y 5 de mayo reafirma que las solicitudes de Henrique Capriles son respaldas por la colectividad. Porque todos queremos se sepa la verdad, que reine la paz y la tranquilidad, a nadie le gusta vivir con dudas, queremos que el que ganó celebre y el que perdió acepte. Esa es la democracia, pero aquí ni los que supuestamente ganaron se creen su triunfo y mucho menos quienes tenemos sólidos elementos para cuestionar el resultado. Más del 60% de los consultados respalda auditoria según el IVAD.
Los números lo dicen, la calle también, si este gobierno se decidiera a despojarse de los escoltas, carros blindados y cámaras de televisión y se adentrara a recorrer Venezuela, sabría que la lucha por la verdad no es ni siquiera la bandera de la mitad del país, es la lucha de la inmensa mayoría de los venezolanos. De una vez por todas, escuchen al pueblo y digan la verdad.
Brian Fincheltub
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