La liberación obligada por la justicia internacional de Leopoldo López va más allá de los esfuerzos de los abogados internacionalistas
Las Naciones Unidas han conminado a la justicia venezolana a liberar a Leopoldo López, preso político del gobierno de Maduro.
La noticia, importante por la trascendencia del valor de la justicia universal deja en calzoncillos a las palabrotas del presidente Maduro, a las imputaciones de un gobierno -y el anterior- que pretenden acabar con la dignidad humana sobre la base de la siembra de mentiras y manipulaciones permanentes.
¿Es realmente culpable López? ¿Hizo las barbaridades que se le imputan? Según la ONU no. Según la jueza Susana Barreiros, es un venezolano atroz, un ser digno de desprecio que debe estar en la cárcel.
El problema con las cosas en Venezuela, y decimos cosas porque no se puede hablar de otra forma, es que la institucionalidad que
se supone describe la constitución es una fórmula creada por Chávez, sí dictada por Chávez a los constituyentes en su día, para que se acomoden a las necesidades del mandante.
Por ejemplo, ¿se ha paseado usted por las páginas relativas al poder moral? ¿Sabe que este poder debe velar por la transparencia de las actividades de los funcionarios? ¿Y la corrupción que se ha desatado en los últimos 15 años en Venezuela? ¿No es función del poder moral? ¿No fue esa razón que los venezolanos eligieron a Chávez, para que acabase con la corrupción? ¿No tiene Maduro las bases constitucionales para atacar ese flagelo de desangramiento de las arcas como para estar pontificando luego por televisión? ¿No le corresponde a la jueza Susana Barreiros aplicar la justicia con criterio de virtud cardinal y no como se lo dicten desde el poder ejecutivo?
Si bien a López lo van a liberar porque lo dice la ONU, en el sentimiento chavista está en deseo de verlo podrirse en la cárcel. Ojalá que la oposición sepa capitalizar esta situación y no dejen que la cárcel que han sufrido sus dirigentes, en eso sumamos a Capriles, se convierta en anécdotas para los nietos de estos señores. Que la oposición se mantenga unida como un solo hombre, que se enfoquen en el trabajo que se debe realmente hacer, que se imponga el sentido de la coherencia y la correspondencia en la búsqueda de la verdad y que se pueda demostrar a los mismos países que eligieron a Venezuela como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, que la Venezuela de Maduro no está para dar lecciones, que su modelo de Estado, economía y libertad no es exportable, como pretenden los de Podemos en España.
Ha llegado la hora de decir basta. ¡Basta de bravuconadas y de estar llamando embajadores cada vez que le resulta incómodo al mandante! ¡Basta de mentir! ¡Basta de corrupción! ¡Basta de que la oposición sea una atomización de voluntades! ¡Basta de manipular con cifras para maquillar una realidad que se cae a pedazos! ¡Basta de decir que hay democracia porque se vota a cada rato! ¡Basta!
La liberación obligada por la justicia internacional de Leopoldo López va más allá de los esfuerzos de los abogados internacionalistas. Va proporcionalmente relacionada a que se ve que el traje del Emperador está hecho con los hilos de oro que se llevan en las alforjas los chavistas y que el pueblo, como está pendiente de buscar papel toilette saltando entre los mercados, no tiene tiempo de percatarse la desnudez de un gobierno que, por querer tratar de inventar un país de fantasía desde los medios, anda buscando con qué taparse el rabo.
Max Römer