Berthold Schwarz, un monje alemán, a comienzos del siglo XIV, puede haber sido el primero en emplear pólvora para impulsar un proyectil
“…Tiraban [los árabes] muchas pellas [bolas] de hierro que las lanzaban con truenos, de los que los cristianos sentían un gran espanto, ya que cualquier miembro del hombre que fuese alcanzado, era cercenado como si lo cortasen con un cuchillo; y como quisiera que el hombre cayera herido moría después, pues no había cirugía alguna que lo pudiera curar, por un lado porque venían [las pellas] ardiendo como fuego, y por otro, porque los polvos con que las lanzaban eran de tal naturaleza que cualquier llaga que hicieran suponía la muerte del hombre”.
Este párrafo, adaptado al castellano actual, corresponde a una crónica del rey Alfonso XI y es la primera referencia escrita del empleo de la pólvora con fines militares. Otros sostienen que esa misma sustancia ya había sido utilizada, también por los árabes, en defensa de la ciudad de Niebla (Huelva) cuando fue sitiada por Alfonso X el Sabio, casi un siglo antes.
La pólvora es una sustancia explosiva utilizada, principalmente, como propulsor de proyectiles en las armas de fuego y con fines acústicos en los fuegos pirotécnicos. La pólvora fabricada es la denominada pólvora negra, que está compuesta de determinadas proporciones de carbón, azufre y nitrato de potasio.
La más popular tiene 75 % de nitrato de potasio, 15 % de carbono y 10 % de azufre. Actualmente, se utiliza en pirotecnia y como propelente de proyectiles en armas antiguas. Las pólvoras modernas (sin humo) están basadas en materiales energéticos, principalmente nitrocelulosa (monobásicas) y nitrocelulosa más nitroglicerina (bibásicas).
Las ventajas de las pólvoras modernas son su bajo nivel de humo, bajo nivel de depósito de productos de combustión en el arma y su homogeneidad, lo que garantiza un resultado consistente, con lo que aumenta la precisión de los disparos
HISTORIA
La pólvora, el primer explosivo conocido, fue descubierta por casualidad en China en torno al siglo IX. Fue inventada para hacer fuegos artificiales y armas y en el siglo X ya se utilizaba con propósitos militares en forma de cohetes y bombas explosivas lanzadas desde catapultas. Se sabe que ya en el año 1126 se empleaba en cañones hechos de tubos de bambú para lanzar proyectiles al enemigo. Más tarde, esos tubos serían sustituidos por otros de metal más resistente.
De China, el uso militar de la pólvora pasó a Japón y a Europa. Se sabe que fue usado por los mongoles contra los húngaros en 1241 y que Roger Bacon hace una mención en 1248. Hasta ese momento, Europa sólo había contado con un producto inflamable llamado “fuego griego” que, sin embargo, no podría competir con la efectividad del recién llegado invento.
Al parecer, la fórmula pudo llegar a Europa en 1324 de la mano de un monje peregrino. La receta consistía en la mezcla de carbón, azufre y salitre que el religioso comunicó al abad de un monasterio donde pernoctó. Este monje alemán, Berthold Schwarz, puede haber sido el primero en emplear pólvora para impulsar un proyectil, aunque parece ser que por esa misma época los árabes ya la habían usado con ese mismo fin en la Península Ibérica.
La pólvora se extendió con rapidez por toda Europa y jugó un papel fundamental en el equilibrio de poder que se establecería a partir de entonces, ya que eran muy pocos los personajes que contaban con dinero y capacidad suficiente para fabricar armas.
Entre los siglos XV al XVII se evidenciaría un amplio desarrollo de la tecnología relacionada con la pólvora. Los avances en el campo de la metalurgia hicieron posible la elaboración de armas de pequeños tamaños y mosquetes. A partir de la segunda mitad del siglo XVI la fabricación de la pólvora en casi todos los países, estaba ya en manos del Estado y su uso sería reglamentado poco después.
En 1886 Paul Vielle inventó un tipo de pólvora sin humo, elaborada con nitrocelulosa gelatinizada, mezclada con éter y alcohol. Esta mezcla se pasaba por unos rodillos para formar finas hojas que después se cortaban con una guillotina al tamaño deseado. El ejército francés fue el primero en usar este nuevo tipo de explosivo, que no formaba humo y era mucho más potente que el anterior.
Muchas otras innovaciones se sucedieron en el campo de los materiales explosivos hasta llegar a la actualidad, pero sin duda la aparición de la pólvora en occidente en la Edad Media fue el acontecimiento más significativo en esta área.
Algunos datos científicos…
Químicamente, el carbón y el azufre arden gracias al nitrato potásico, que es el comburente, pues suministra el oxígeno para la combustión.
El clorato de potasio no es higroscópico y funciona mejor que el nitrato de potasio, pero la combustión junto al carbón y al azufre se hace mucho más rápidamente, siendo casi explosiva, por ello se usa en pirotecnia.
La pólvora, con los componentes que se usó en sus inicios, fue desplazada por la pólvora nitrocelulósica o sin humo en la última década del siglo XIX.
Por: Edda Pujadas / @epujadas