A las siete de la noche, ya el centro de la ciudad está totalmente solo, sin gentes en las calles, ni siquiera policías, la plaza 24 de Julio sin un alma; apenas una que otra persona camina para allá o para acá buscando servicios, acaso un cajero automático para sacar dinero
7:00 am
A las 7 de la mañana, Eduardo sale del barrio Las Casitas a la Avenida Intercomunal Guarenas-Guatire a tratar de tomar una unidad de transporte que lo lleve a la capital del municipio Plaza.
Aun cuando sabe que el servicio que presta la línea que cubre la ruta entre la Urbanización La Rosa y Guarenas es deficiente, muy deficiente, siempre tiene la certeza de que por esa ruta llega más rápido a su trabajo.
Pero siempre falla en su percepción. A veces tiene que esperar hasta una hora para tomar una unidad, pasan dos, tres y hasta cuatro hasta los “teque teques” y no se detienen a tomar pasajeros en la parada de El Caney. La conclusión de Eduardo es que la directiva de la línea no tiene un operativo eficiente para prestarle el mejor servicio a los usuarios; las unidades salen llenas desde la parada de La Rosa y se terminan de abarrotar de pasajeros en la parada del sector Quemaíto, dejando a los demás que van a Guarenas sin ningún tipo de chance.
Directivos de esa línea le han dicho a Eduardo (porque ha ido varias veces a reclamar) que de cada tres unidades que salen de La Rosa, una sale con cinco puestos vacíos para tratar de atender a los usuarios de la autopista y que en horas pico colocan una parada especial en Quemaíto. “¿Con cinco puestos vacíos?”, se pregunta. “¿Qué hacen con eso, si apenas llegan a Quemaíto se abarrotan de pasajeros?”, pensó, con la convicción de que tanto la directiva de la línea como los choferes no piensan en mejorar el servicio sino en sus bolsillos. “¿Por qué no envían hacia Guarenas un transporte que recién llegue a La Rosa para cubrir la ruta de regreso y en compensación le pagan con un primero en la zona de Guarenas?”, se preguntó de nuevo. Y se contestó también: “No creo que lo hagan; ellos solo piensan en atestar esos carros y en maltratar a la gente”.
¿Los viejitos, las mujeres embarazadas, las mujeres con niños en brazos? Olvídense del tango que Gardel murió. Si no consigue puesto, llegará de pie a su destino, sacando codo para que la persona que va al lado no empuje demasiado. Aun así, más de un viejito o viejita queda atrapado como “sandwiche” entre dos personas, cuando no es pegado del vidrio delantero o de una ventana para hacer más espacio.
12:00 m
Una tarde como cualquiera, Eduardo salió a buscar su transporte. Después que pasaron tres buses súper llenos (hasta con gente viajando del lado afuera, literalmente), se detuvo uno con todos los puestos ocupados y ya con el pasillo atestado de gente.
“Tú, el de camisita blanca, camina por el pasillo”, pidió el chofer a un joven que se resistía a ir hacia el fondo de la unidad. Eran las 11:40 de la mañana de este sábado 3 de setiembre de 2016.
La unidad estaba repleta. Subía y bajaba gente en toda la ruta. Sin puestos, sin espacios, el chofer igual se detenía en las paradas hacia Guarenas. Y se molestaba si la gente no colaborada. “Coño, vale, caminen hasta el fondo del pasillo; uno se cansa de repetir tantas veces esto”, gritó con rabia, como si la culpa era de los pasajeros. Es decir, no es que prestan un mal servicio, que no hacen un operativo para tratar de trasladar a la gente con más comodidad. No. La culpa es de los pasajeros, que no se acomodan en el pasillo.
El conductor, un hombre joven, gordito él, de la unidad Encava de placas 55AA3M de la Línea La Comunidad, con la inscripción “35, Jesús Enrique, El Travieso” en una ventana lateral, mayoritariamente blanca, se molesta con los pasajeros porque no colaboran. “¿Y qué hacen los conductores para colaborar?”, se preguntó Eduardo. “La cuestión es que tampoco hay un órgano rector que hable con ellos, que los fiscalice, que les dé pautas; las direcciones de transporte de Plaza y Guarenas no hacen nada para proteger a los usuarios”, se quejó.
7:00 pm
Eduardo se sorprende por lo rápido que puede desaparecerse la gente de las calles de la ciudad de Guatire apenas se mete el sol.
Otrora una ciudad con vida nocturna importante, la capital del municipio Zamora se convierte en un pueblo fantasma apenas se acaba la luz natural. La gente no camina por el pueblo como antes, no sale a pasear, solo algunos arriesgados salen en la noche a anotarse en colas para comprar comida al día siguiente. Pero no es la mayoría.
A las siete de la noche, ya el centro de la ciudad está totalmente solo, sin gentes en las calles, ni siquiera policías, la plaza 24 de Julio sin un alma; apenas una que otra persona camina para allá o para acá buscando servicios, acaso un cajero automático para sacar dinero.
Es que ni siquiera hay farmacias de turno, los hospitales están fuera de servicio, los Centro de Diagnóstico Integral y Pronto Socorros cerrados. Ya ni hay perrocalenteros y el señor que vende cachapas frente a la plaza se va temprano a casa; los vendedores de comida rápida (como los llamados “guau-guaus”) han ido desapareciendo poco a poco.
La actividad nocturna de los guatireños se concentra ahora en la llamada esquina del Mocho (donde se encuentran taxistas y mototaxistas a toda hora) y en el área de los centros comerciales (en la entrada del pueblo), donde los más arriesgados se anotan en colas y pernoctan para comprar comida al día siguiente, se encuentran taxistas y mototaxistas, y existe la opción de conseguir una ventanilla de una conocida farmacia abierta las 24 horas.
Con el ahorro eléctrico que complicó buena parte del 2016 a todo el país, los centros comerciales de Guatire ya están cerrando tipo 7 de la noche, no hay restaurantes (si acaso algunos alejados del centro de la ciudad, en camino a la Urbanización Valle Arriba) y ningún otro tipo de centro de esparcimiento.
La verdad es que el ahorro eléctrico redujo la actividad comercial en Zamora considerablemente y la delincuencia se encargó de hacer el resto, por lo cual ahora más que nunca Guatire puede ser considerado lo que algunos llaman una ciudad dormitorio.
CRÓNICA DE LA CALLE/ Edward Sarmiento / @edward42r