Quien no sepa manejar asuntos de comunicación y propaganda, pone en peligro la revolución y debe renunciar. El caso Villa Rosa es un desorden televisado inaceptable permitido por funcionarios negligentes
Jesús Silva R. / aporrea.org
El 2 y 3 de septiembre de 2016 se posiciona en Venezuela como «tema tendencia» (trending topic) en redes sociales la etiqueta #VillaRosa debido a un video grabado en un sector del mismo nombre (Villa Rosa en Margarita, Nueva Esparta) en el cual aparece el presidente Nicolás Maduro seguido por una multitud de manifestantes opositores tocando cacerolas en su contra.
Léase bien, las caminatas de Maduro deben estar acompañadas por las multitudes chavistas (que las hay por millones). Se debe garantizar que gente del bando contrario no invada o haga sabotaje contra estos eventos que son televisados en cadena nacional (y en cualquier otro evento). Para lograr eventos de propaganda que sean exitosos a favor de Maduro, es vital planificar, organizar y coordinar con el pueblo estos actos. Hay que gerenciar con humildad.
Desde el punto de vista comunicacional, el caso Villa Rosa puede ser calificado como un «error inexcusable» del Minci y VTV, porque la guerra mediática se gana posicionando positivamente el perfil de nuestro Presidente en la población y evitando que ocurra lo contrario.
Por el contrario, improvisar y ser flojos o mediocres sin libreto ni planificación, esperando que la suerte nos sonría o rezando para que nada malo pueda pasar, es imperdonable entre revolucionarios. Hoy fue una multitud rabiosa empuñando cacerolas, mañana puede ser un fascista radical apuntando una pistola.
Quien no sepa manejar asuntos de comunicación y propaganda, pone en peligro la revolución y debe renunciar. El caso Villa Rosa es un desorden televisado inaceptable permitido por funcionarios negligentes.
Es un error comunicacional no activar todas las medidas necesarias para que los eventos con el Presidente se desarrollen ordenadamente, con seguridad y logro contundente de los objetivos políticos planteados (visibilizar al pueblo que todavía ama a Maduro) en condiciones satisfactorias.
Ya basta de permitirle a cada rato al adversario mediático que malponga a Maduro en infinidad de situaciones falsas o modificadas. Tenemos canales de televisión chavistas que se dejan roncar en la cueva por cuentas twitter y páginas web; o sea, teniendo el Minci hoy los recursos más poderosos de la comunicación, se deja ganar en matrices de opinión por los tanques pensantes (“think tanks”) de la oposición. Esto no es por falta de real, sino de neuronas.
Los números hablan, publíquense las estadísticas de matrices de opinión posicionadas en la población venezolana desde que la derecha ganó la Asamblea Nacional. No me vengan con propaganda de Walt Disney o “Candy Candy” para negar que la batalla comunicacional revolucionaria la estamos perdiendo por incapacidad directiva, neo-cogollismo y ausencia de criterio.
Tampoco aparece la contraofensiva comunicacional revolucionaria de manera rápida y contundente. Hace falta difundir que en Villa Rosa, Maduro no huye, sino que se da vuelta y se aproxima a los manifestantes para dialogar. En ese momento se oye un grito lejano que advierte el peligro ante el gesto atrevido del primer mandatario. Dice el desconocido: «lo van a matar». Pues bien, es obvio que un cacerolazo en un pequeño sector rural no significa que toda Venezuela toca cacerola contra Maduro, por más que medios de comunicación opositores pretendan hacerlo ver así.
Se debe comunicar que no hay imágenes claras de una supuesta acción déspota de Maduro hacia una señora de nombre Eudys Marcano a quien La Patilla, dolartoday.com y otros han querido hacer famosa porque según y que le tocaba cacerola en la cara a Maduro cuando éste personalmente la reprimió.
Maduro recorre toda Venezuela, y es muy bueno que lo haga, porque cada venezolano es un voto, y hay que ir preparando al PSUV para las futuras elecciones presidenciales (hasta finales del 2018 el chavismo tiene asegurada la presidencia de Venezuela, porque no habrá Referendo Revocatorio).
Es normal que en un país polarizado (donde chavismo y oposición tienen ambos millones de simpatizantes) que Maduro se encuentre con gente que no simpatice con él. Por eso el episodio de #VillaRosa electoralmente no significa nada. El chavismo sigue siendo una fuerza electoral competitiva y obtendrá nuevos triunfos si logra superar los problemas económicos del país.
Todos los gobiernos engrandecen comunicacionalmente las situaciones que los favorecen y minimizan los episodios que los perjudican (empezando por Estados Unidos), así que eso no es pecado, pero lo hacen con destreza, planificación, profesionalismo y suficiente inteligencia; nunca con improvisación, negligencia o mediocridad, dejando todo al azar.