No hablemos de los ingenuos, porque los ingenuos no cuentan. Pero mire que sí cuentan, ponen el bululú, ponen los gritos, la pasión, ponen a veces el dolor, es decir, me desdigo, cuentan muchísimo. Sin los ingenuos la política no existiría
Hay un juego turbio en todo esto, un juego enmarañado. Un bosque visto desde la perspectiva de la noche. ¿Quién trabaja para qué o para quién? ¿Con cuántas cortinas de humo nos encontramos para entrarle a los escenarios del 1S?; y los subsiguientes de 7, 15, 22 y último, como una suerte de pago por favores recibidos. ¿Hasta cuándo aguantará la gente está guachafita? Veamos qué nos deparan estos 10 escenarios, post 1S.
1.Hay una sola situación, pero varios tableros que se intercomunican entre sí, porque cuando un jugador mueve una pieza en su tablero altera las piezas de su contrario. Por ejemplo, el gobierno desata una represión contra líderes de Voluntad Popular (VP) y con ello interviene en el tablero interno de la Mesa de la Unidad Democrática. Altera las relaciones de poder ahí.
Primero, pone a los líderes de VP como mártires. No es que el gobierno ignore esto, sea un zoquete o un cogido a lazo, como podría decir un llanero. No, pero eso supone que hay otros intereses superiores que pesan más que el hecho de hacer de esos dirigentes unos mártires. Decía a este respecto el sabihondo Henry Kissinger: “no hay jugada política que no genere una onda negativa de regreso, y a pesar de ello, se toman cada día decisiones políticas que desde las gradas se ven como “errores garrafales” de los mánagers que están en el terreno de juego. Claro, pero el buen jugador de ajedrez en una situación desesperada o de necesidad sacrifica unas piezas a cambio de mejorar su juego o de ganar cierta posición, algunas veces ni siquiera son posiciones ganadoras, sino simplemente, lo que se busca es reducir la ventaja del contrario”.
2.Porque el ajedrez es un juego enmarañado, pero no tiene parangón con el juego de la política. Si no, recordemos La Fiesta del Chivo, ese libro donde el Nóbel Vargas Llosa logra tejer una joya histórica. El principal recurso de un político es su inventiva estratégica y táctica, y Joaquín Balaguer demostró que era grande en la táctica política. Todos los símiles que se utilicen para describir a la política, lo hacen de alguna manera, pero siempre se quedarán cortos. A veces cubrirá apenas un dedo, una mitad de nariz. A veces descritas, eso sí, brillantemente. Un juego político se parece a un partido de fútbol, tipo caimanera, donde todos meten el pie y hacen “foul”, donde todos gritan y reclaman, donde hay unas reglas, pero todos la violan. Donde a veces el jugador de un equipo juega para el contrario a través de los conocidos autogoles. Donde el azar mete la pierna y deciden partidos. Donde a los árbitros se les “empaña” la vista y no ven el jugador que mete el gol en posición adelantada. O al contrario, donde anulan goles sin ninguna razón. La política puede ser eso, pero es mucho más.
3.Por eso nos preguntamos, además del juego formal que vemos jugar, unos, la MUD, a favor del Revocatorio, el gobierno en contra. ¿Qué más se estaba jugando el 1º de septiembre? ¿Cuántas fachadas había construidas en la MUD con el cuento de marchar a favor del Revocatorio? ¿Y cuántas la gente del PSUV? Porque aquí en este rudo juego nadie juega limpio. Muchos tienen barajas marcadas, y en el tropel caótico de un acontecimiento como el 1º de septiembre, todo se prestaba para que estas cartas marcadas pasaran de contrabando.
4.¿El gobierno tiene miedo? Ningún gobernante desearía vivir estos acontecimientos, donde la mitad de un país se moviliza en su contra. Es que el gobernante sabe que estos bululúes se prestan para que venga un tercero a la calladita y quiera aprovechar el río revuelto a su favor. Un bululú de esto causa mucho estrés para los gobernantes que sueñan con que todo esté “tranquilo y en paz”.
5.Entonces, viene la pregunta: ¿para quién estará trabajando la MUD sin saberlo? ¿Será cachicamo? Y si es así, ¿quién será la lapa?
6.Un juego empatado que trata de desentrabarlo la MUD con esta “toma de Caracas”, jugándose a Rosalinda, ¿o haciéndose que se la juega? En política lo que a veces parece es más real que lo que es.
7.Hay algunos dirigentes del PSUV que andan muy afanados trabajando de sol a sol contra el revocatorio de la MUD. ¿Qué verdaderos hilos estarán moviendo, aprovechando este bululú?
8.No hablemos de los ingenuos, los ingenuos no cuentan. Pero mire que sí cuentan, ponen el bululú, ponen los gritos, la pasión, ponen a veces el dolor, es decir, me desdigo, cuentan muchísimo. Sin los ingenuos la política no existiría.
9.¿Qué deseo nos entra en el pecho? Que todo sea aguaje, finta, fachada. Pero decía Napoleón que nadie saca una espada para volverla a envainar, como si dijera, “aquí no ha pasado nada”. Más allá de las reales intenciones de ambos bandos, nada más por las escaramuzas que se vivieron en este día “D”, se alteró el cuadro político del país. Los “vivos” tratan de sacarle el jugo a su favor y bebérselo en los días sucesivos. El gobierno, que viene de una “picada de culebra” el 11 de abril del 2002, comienza a ver muchas culebras en cualquier bejuco que se mueva. Pero tampoco la MUD está exenta de traumas, porque no quiso reeditar esa película donde salió con las tablas en la cabeza.
10.La gente nos abordaba en la calle y a quema ropa nos preguntaba: ¿qué va a pasar el 1º de septiembre? Y nos atrevíamos a pronosticar: el país seguirá en crisis y esa crisis arrastrará a todo el país y a los actores políticos por un sendero en zigzag que ojalá pudiera adivinar en qué podría desembocar. Esas extrañas maneras que ciertos eventos políticos mueven a los países por senderos nuevos y que muchas décadas después es cuando un aguzado ojo de historiador comience a desenterrar lo que siempre se oculta detrás de las embravecidas olas de la política. Muchas armas escondidas que los actores políticos no les dio tiempo ni de sacar. Muchos mueren sin haber tenido la oportunidad de sacar la propia arma. Dios pierde a quien quiere perder, son misterios insondables. Pero me atrevo a decir que el país se encamina a salir del atolladero, de la magra noche, de la inestabilidad de un gobierno que perdió hace tiempo el norte y la brújula, que ni ellos mismos creen en ellos. Que maquillan y maquillan un país, pero el país se le ve el rostro más pálido, el semblante más triste y decaído. Pero ese enfermo no va a morir. Nos viene, después de esta tormenta, tiempos de oro para una Venezuela que va a emerger con fuerza inusitada, como una águila que alzará el vuelo hacia la cima de la prosperidad y de una espiritualidad sustentada en Dios y Cristo. De amor y unión, para lo cual hay que librar decisivas batallas, y pagar el precio del sacrificio y de la entrega. Dar mucho, todo, por una patria que anhela ser amada, no manoseada y ultrajada como hasta ahora. Vienen días de batallas grandes y de luz para nuestra amada patria Venezuela, para un resurgimiento grande. Amén.
A Calzón Quitao Dominical/ Wilmer Suárez