La Venezuela anticomunista que me detesta hoy estalla en risas de felicidad porque ya está listo el nuevo TSJ designado por la actual Asamblea Nacional. Quedan removidos los exmilitantes chavistas, porque, en criterio de Ramos Allup, todos son brutos y delincuentes
En 2016 las sentencias del TSJ acaparan titulares de prensa como nunca antes, unos se alegran y otros se amargan. Sobre el tema me he pronuciado anteriormente.
Ver video: Jesús Silva en Televén «el peso del país no puede caer sobre la Sala Constitucional https://www.youtube.com/watch?v=ppUYI3mm1MY.
La Venezuela anticomunista que me detesta hoy estalla en risas de felicidad porque ya está listo el nuevo TSJ designado por la actual Asamblea Nacional, quedan removidos los exmilitantes chavistas, porque, en criterio de Ramos Allup todos son brutos y delincuentes, por lo tanto van presos o extraditados a Guantánamo si Clinton o Trump lo solicitan.
Solo abogados fantásticos de AD, Copei y sus derivados podrán integrar el nuevo e ilustre TSJ, ya que su brillo académico garantiza que administrarán bien la justicia al servicio de Fedecámaras, la OEA y la Casa Blanca.
Hoy nos limitamos a mencionar solo a los presidentes de cada sala, junto con un micro resumen profesional que apenas se asoma a la grandeza intelectual de estas catedrales del Derecho venezolano que la historia consagrará como individuos de número de la Academia Mundial de Ciencias Jurídicas y Políticas.
En la Sala Civil se designa presidente a Julio Borges como premio a su astucia y ventajismo en materia de contratos. Por ejemplo, los que dieron origen a cheques millonarios de la vieja Pdvsa a favor de Primero Justicia. También se le premia por aquel programa televisivo «Justicia para todos», donde los «procesados», sin derecho a apelación, eran condenados de forma definitiva por los gritos de Julito, siempre con regaño incluido.
En la Sala Penal se designa presidente a Delsa Solórzano. Se le premia por su gesta de amnistía a favor de terroristas que incendian escuelas y preescolares en la quinta república, así como promover impunidad para los funcionarios asesinos y criminales de la cuarta, entre cuyas víctimas de tortura se encuentra su propio padre. Incluye terapia de botox.
En la Sala Social se designa presidente a Tamara Adrián. Visto que esta sala incluye temas como la Ley Orgánica para la Protección de niños, niñas y adolescentes se estima que producirá valiosa jurisprudencia a favor de que parejas del mismo sexo (familia homoparental) tengan prioridad para adoptar a niños venezolanos y con ello avanzar a un nuevo modelo de familia a la altura del primer mundo.
En la Sala Político Administrativa se designa presidente a Juan Carlos Caldera, quien judicialmente habilitará a funcionarios públicos para que sean «entes unipersonales recaudadores de impuestos». Es decir, con ponencia de Caldera todo burócrata quedará facultado para cobrarle peaje o vacuna a empresarios a cambio de favores secretos. Se trata de la despenalización del «maletín», operación famosa desde que Caldera le recibió unos reales al empresario Wilmer Ruperti, pero que de ahora en adelante ya no será delito.
En la Sala Electoral se designa al peliteñido Gerardo Blyde, quien tiene merecido el cargo como prestigioso garante de la no intervención de tribunales en los resultados emitidos por el CNE, como cuando en las elecciones primarias para la Alcaldía de Baruta fue derrotado por David Uzcátegui, pero un fallo judicial le permitió seguir en el cargo a pesar del desprecio del pueblo votante.
En la Sala Constitucional se designa presidente a Diana D’Agostino, abogada famosa por acusar a las mujeres chavistas de andar sucias, hediondas y desarregladas. Promete llenar de glamour la máxima sala con foto publicable para la Revista OK; imponiendo un toque eurocéntrico italiano, burgués rubio platinado de mayor caché a la jurisprudencia, en sustitución del aire exótico indígena de su antecesora. D’Agostino ofrece, bajo el asesoramiento jurídico de su marido Henry, dictar sentencia exprés para disolver todos los poderes públicos, a excepción de la Asamblea.
Este imaginario TSJ paralelo que da risa tendrá su sede de operaciones en la Plaza Altamira de Caracas (hasta agotarse su existencia).
Jesús Silva R.
aporrea.org