La libertad es uno de los derechos más preciados del ser humano y lo contrario a esto es la esclavitud.
En el mundo se asegura que la gran mayoría de la humanidad goza de libertad, gracias a las luchas que hicieron en el pasado hombres y mujeres.
Pero la realidad es, que aunque parezca una contradicción, el hombre sigue siendo esclavo, a pesar de todas esas luchas.
¿Por qué?, porque somos esclavos del pecado y sólo Jesucristo puede darnos la libertad, porque nuestra esclavitud es espiritual.
En el evangelio de Juan, capítulo 8 versículo 33, leemos: “Jesús les dijo: de cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es”.
Seguramente quien lee este texto dirá que esas palabras del Señor no son para él, porque no se siente pecador.
Sin embargo la Biblia dice lo contrario en Romanos 3:23 “porque cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios”.
Otros textos reafirman esta verdad: “si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismo”, Primera Epístola de Juan, capítulo 1, versículo 8 y en el evangelio de Juan, capítulo 8 versículo 7 Jesucristo no dice. “Quien esté libre de pecado, que lance la primera piedra”.
La buena noticia es que, tenemos un Señor y Salvador que puede darnos al libertad espiritual que necesitamos: Jesucristo, el Hijo de Dios, quien lo promete de esta manera: “Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos y conoceréis la verdad y la verdad los hará libres”, Juan 8: 31-32.
“Así que si el Hijo del Hombre os libertare, seréis verdaderamente libres” versículo 36, capítulo 8, evangelio de Juan.
El cristianismo no es una religión, es entregar nuestra vida a Jesucristo y aceptarlo como nuestro Señor y Salvador.
Dios te bendiga y te guarde. Hasta el próximo encuentro con La Palabra de Dios. Lic. Beatriz Martínez (CNP 988)
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