El Papa Francisco ha señalado que estamos enfrentando una terrible guerra mundial fragmentada y que “el mundo debe detener a los hombres de guerra, porque los inocentes siempre son los que pagan
Profesora de la Escuela de Estudios Internacionales (Faces-UCV)
Las tensiones desatadas entre Estados Unidos y Corea del Norte han vuelto a soltar las alarmas sobre una posible guerra mundial, rompiendo récord la búsqueda en la web sobre esta posibilidad. Sin duda es un tema de honda preocupación. Para algunos analistas internacionales, lo que se vive actualmente es tan solo otro proceso de tensiones que no conducirán a una tercera guerra mundial, pero para otros sí existe la posibilidad real que esto suceda.
A través de los años han ocurrido varios conflictos de serias tensiones en el plano internacional: la guerra de Corea (1950-1953): Corea del Norte (comunista apoyada por China y la Unión Soviética) y Corea del Sur (capitalista apoyada por las Naciones Unidas y Estados Unidos) pelearon por el control de la península; la crisis de misiles en Cuba (1962): Estados Unidos señaló que Cuba alojaba misiles balísticos de medio alcance de la Unión Soviética.
La crisis diplomática puso al mundo al borde de una guerra nuclear; en 1983, una falsa alarma en el sistema soviético mostró que misiles estadounidenses se acercaban a la Unión Soviética: un oficial de la Fuerza Aérea Soviética, se dio cuenta que el sistema fallaba y evitó un ataque nuclear a los Estados Unidos; y en 1995, un cohete noruego fue lanzado para estudiar las auroras boreales: los operadores de radar rusos pensaron que se trataba de un misil estadounidense Trident lanzado desde un submarino, lo cual llevó a que el presidente ruso Boris Yeltsin tuviera la libertad de lanzar un ataque nuclear, pero se dio cuenta a tiempo que el cohete no era una amenaza. Estas tensiones no condujeron a ningún enfrentamiento a escala mundial.
En un contexto tan caótico, donde los medios de comunicación nos acostumbran e insensibilizan ante la violencia, vemos a diario conflictos en varias regiones del mundo, que originan miles de personas muertas, en su mayoría niños, una alarmante crisis de refugiados, desastres naturales y países en crisis humanitaria. Y no pasa nada, porque sencillamente estamos en lo que Michela Marzano llama la sociedad de la indiferencia.
Hasta el Papa Francisco ha señalado que desafortunadamente estamos enfrentando una terrible guerra mundial fragmentada y que “el mundo debe detener a los hombres de guerra, porque los inocentes siempre son los que pagan el precio”. Pareciera que se impone la indiferencia y sentenció el Papa: “La violencia no es la cura para nuestro mundo destrozado”. Ojalá la respuesta a nuestra interrogante sea un no rotundo.
Carolina González