La semana pasada hablamos de lo que es una vida estéril, esta semana descubriremos las características de una vida fructífera.
Para ello vamos a leer el capítulo 5 de la Epístola a los Gálatas, desde el versículo 19 hasta el versículo 21: “Y manifiestas son las obras de la carne que son: adulterio, fornicación, inmundicias, lascivias, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, discusiones, herejías, envidias homicidios, borracheras, orgías y cosas semejantes a estas, acerca de las cuales os amonesto. Como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios”.
Si detallamos el mensaje de Pablo, nos damos cuenta que para Dios no hay pecado pequeño, todo lo que va en contra de su ley, es rechazado y abominable para su Santidad.
Y continuando en el versículo 22 al 24 del mismo capítulo de Gálatas leemos: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.
Para muchas personas estas exigencias de Dios les parecerán insignificantes ante sus aspiraciones personales y profesionales, pero solo una vida fructífera nos llevará a Dios.
Y Jesucristo nos dejó estas promesas en el versículo 31, capítulo 12 del evangelio de Lucas: “más buscad el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas”.
¿Quieres saber cuáles son esas cosas que nos promete el Señor?, lee los versículos 22 al 30 de ese mismo capítulo y las conocerás.
Ser cristiano no es profesar una religión, es tener una relación personal con Jesucristo, como Salvador y Señor de nuestra vida. Dios te bendiga y te guarde. Hasta la próxima entrega de La Palabra de Dios.
Lic. Beatriz Martínez (CNP 988) fablistana73@gmail.com