Las transacciones en divisas no solo están aumentando en el país, sino que el valor referencial del dólar se convirtió en un indicador primordial para las actividades económicas: desde el cálculo de los precios hasta la rentabilidad de la producción se estima a partir de la variación de la moneda estadounidense con respecto al bolívar.
Así lo han advertido los gremios privados Fedecámaras, Consecomercio y Conindustria. Para ellos, según han asegurado en comunicados y declaraciones, el uso del dólar es la manera de protegerse de la fragilidad del bolívar. Y es una práctica que comienzan a adoptar todas las clases sociales.
El fenómeno de la dolarización transaccional se está imponiendo y, durante el mes de octubre, el 53,8% de las operaciones en 8 estados del país se realizaron con divisas, de acuerdo con un estudio realizado por la firma de análisis Ecoanalítica.
Pero esta situación no ha detenido la devaluación de la moneda nacional. Solo en el mes de noviembre, el bolívar se devaluó 49,65% con respecto al dólar: pasó de Bs. 21.003 a Bs. 41.721. Ello implica una variación de 98,64% de la tasa cambiaria.
Por su parte, el tipo de cambio informado por el Banco Central de Venezuela (BCV) subió de Bs. 22.493 a Bs. 38.204 solo este mes. Es decir, el bolívar registró una depreciación de 41,12% y el tipo de cambio varió 69,85%.
Principalmente, explicó el economista Asdrúbal Oliveros, recae en que el Ejecutivo nacional ha incrementado los pagos en bolívares a sus proveedores. “Y éstos presionan la demanda en un mercado que es de por sí muy pequeño”, aseguró.
Una vez que los proveedores gubernamentales reciben los bolívares, los usan para comprar divisas. Así, con una mayor cantidad de bolívares disponibles para el canje, se genera presión alcista en el tipo de cambio
Oliveros deja claro que la tendencia alcista del tipo de cambio no se detendrá al menos hasta la segunda quincena del mes de diciembre, que suele ser un período de letargo generado por las vacaciones laborales.
Si bien la administración de Nicolás Maduro ha flexibilizado los controles que durante años mantuvo sobre la economía, Oliveros afirma que siguen siendo insuficientes para detener la devaluación.
“Con medidas aisladas, poca credibilidad y muy mala comunicación, es poco lo que puede lograrse. Hace falta tomar medidas en el frente fiscal, monetario, petrolero, productivo y en el institucional. Las medidas aisladas no provocan cambios estructurales”, dijo el director de Ecoanalítica.
Actualmente el Estado venezolano y Petróleos de Venezuela (Pdvsa) se encuentran en default de sus deudas, lo que ha cerrado el acceso del país a los mercados internacionales. Y, en simultáneo, el BCV inyecta semanalmente cantidades millonarias de bolívares para financiar el gasto del Gobierno e incentiva la inflación, según economistas. “La dolarización implica que el Estado y el sistema financiero la asuman. Eso no ocurre”, afirma tajante Oliveros. A su juicio, lo que acontece en el país es el fenómeno de la “dolarización transaccional” utilizado por los ciudadanos para agilizar operaciones comerciales y preservar el valor de su ahorros. Sin embargo, en medio de la hiperinflación y la devaluación que vive el país, es un proceso “muy difícil de revertir, alerta Oliveros. Y más aún cuando los montos transados en divisas no paran de incrementarse.