A finales del siglo XX se pudo encontrar una cura definitiva de este mal que en la actualidad todavía afecta a cerca de un millón de personas, en su mayoría en los país en desarrollo, gracias a la labor del Dr. Jacinto Convit
El registro más antiguo de una persona infectada con esta enfermedad data del año 2500 A.C (Antes de Cristo): en el 2009 una excavación arqueológica llamada Balathal (Rayastán, al noroeste de India), se encontraron en lo que había sido un asentamiento los restos óseos de un varón adulto de unos 30 años de edad con muestras de haber padecido esta enfermedad y no haber recibido ningún tipo de tratamiento para curarla.
Pocos padecimientos han acosado tan persistentemente a la humanidad como la lepra: la primera mención de la lepra aparece con el nombre de kilasa (‘mancha blanca en la piel’) en el texto hinduista Átharva-veda de fines del siglo 2 milenio A.C.
En el Levítico, libro del Antiguo Testamento, se menciona que los sacerdotes del Templo de Jerusalén estaban obligados a saber reconocer a un metzora, es decir, un varón atacado de una enfermedad llamada tzara’at, término utilizado para referirse numerosas patologías de la piel, entre las que estaba la lepra.
Durante la Edad Media, los que padecían esta enfermedad llevaban unas pequeñas tablas en la mano, llamadas tablillas de San Lázaro, las cuales al golpear entre sí avisaban a la gente de su paso. San Lázaro es el santo de los leprosos y los mendicantes.
Solo a finales del siglo XX se pudo encontrar una cura definitiva de este mal que en la actualidad todavía afecta a cerca de un millón de personas, en su mayoría en los país en desarrollo, gracias a la labor del Dr. Jacinto Convit, quien ganó el Premio de Príncipe de Asturias y fue nominado al Premio Nobel por sus hallazgo.
50 años de investigación
La participación de Convit en la lucha contra la lepra comenzó en 1937, cuando el doctor Martín Vegas, conocido pionero en la materia, le invitó a visitar la vieja casona del lazareto de Cabo Blanco, estado Vargas, donde se alojaban cientos de pacientes afectados por la enfermedad.
En aquel tiempo esta enfermedad era todavía motivo de prejuicios arraigados socialmente; a los leprosos se les encadenaba y eran custodiados por autoridades policiales (como se puede ejemplificar en el cuento de José Rafael Pocaterra, La Bruja), imagen que definiría el carácter humano de Convit, quien ante tal maltrato, exigió a los guardias un mejor proceder con los enfermos.
En 1945, fue enviado por el Ministerio de Sanidad al Brasil a observar los servicios antileprosos de ese país. Allí encontró 35.000 enfermos, hospitalizados en grandes sanatorios, los cuales presentaban múltiples problemas.
A su regreso, es nombrado médico director de las leproserías nacionales, cargo que desempeñó hasta 1946. Asimismo, es designado médico director de los Servicios Antileprosos Nacionales, y médico jefe de la División de Lepra; correspondiéndole por tanto organizar toda la red nacional de lucha contra la enfermedad.
Luego de varias investigaciones con el único remedio empleado en estos pacientes, el aceite de Chaulmoogra, pudieron comprobar que el compuesto de Sulfota y Clofazimina podía fungir con gran efectividad en contra de este mal, lo que conllevó al cierre de las leproserías.
En 1989 anunció que a partir de estudios exitosos en animales, se había podido desarrollar una vacuna que podía ayudar a las personas enfermas con lepra: inoculando la bacteria de la lepra en armadillos obtuvo el Mycobacterium leprae (bacilo de Hansen), que mezclado con la BCG (vacuna de la tuberculosis), produjo la inmunización.
A un año de su partida
Ya ha pasado un año desde la muerte del Dr. Jacinto Convit (Caracas, 11 de septiembre de 1913 – ibídem, 12 de mayo de 2014) y su sombra todavía se dibuja, al igual que su legado, sobre el mundo médico: aunque se hizo famoso por descubrir la cura de la lepra, también realizó aportes para el combate de enfermedades infecciosas, como la vacuna de la Leishmaniasis; así como importantes desarrollos en Oncocercosis y Micosis Profundas.
En 2011, a sus 98 años, lideró un equipo en el Instituto de Biomedicina del Hospital Vargas que trabajaba en el desarrollo de una autovacuna contra el cáncer de seno, estómago y colon. El procedimiento se basa en exploraciones con inmunoterapia.
¿Qué es la lepra?
- La lepra es una enfermedad infecciosa que Esta enfermedad infecciosa provoca úlceras cutáneas, daño neurológico y debilidad muscular que empeora con el tiempo, siendo altamente incapacitante.
- Es causada por la bacteria Mycobacterium leprae. No es muy contagiosa y tiene un largo período de incubación (tiempo antes de que aparezcan los síntomas), lo cual dificulta saber dónde y cuándo alguien contrajo la enfermedad. Los niños son más propensos que los adultos a contraerla.
- La lepra tiene dos formas comunes: la tuberculoide y la lepromatosa. Ambas formas ocasionan úlceras en la piel, pero la forma lepromatosa es la más grave y produce grandes protuberancias e hinchazones (nódulos).
Por: Luís Guillermo Valera / lvalera@diariolavoz.net