Ortodoncia procede de un término introducido por Defoulon en 1841 derivado de los vocablos griegos “orthos” (recto) “odontos” (dientes).
“La momia con frenillos”, lo que podría ser el nombre de una película infantil, ha sido uno de los descubrimientos más interesantes de la odontología revelando a los investigadores, que tan antigua es la disciplina médica que busca enderezar los dientes.
De acuerdo a los historiadores, el origen de los frenos se remonta a los 400 y 300 años antes de Cristo, cuando Hipócrates y Aristóteles ya pensaban en la forma en cómo podrían enderezar los dientes y corregir otro tipo de problemas dentales.
Los arqueólogos han descubierto momias que datan de aquella época con lo que en aparentan ser bandas de metal envueltas alrededor de sus dientes. Catgut, una especie de cuerda fabricada a base de las fibras naturales de los intestinos de los animales, realizan una función parecida al alambre de ortodoncia de la actualidad ubicado en el cierre de brechas en los dientes y la boca.
Los etruscos solían enterrar a sus muertos con todo y los aparatos dentales con el fin de prevenir el colapso de los dientes durante la “próxima vida”.
De igual forma, se han encontrado en tumbas romanas cuerpos con algunas piezas dentales unidas con un alambre de oro documentado como un alambre de ligadura, un alambre elástico que es utilizado para colocar el arco de alambre en el soporte.
Sin embargo, la ortodoncia como tal como la conocemos hoy día tiene sus inicios entre los siglos 17 y 19, comenzando en 1728 cuando el dentista francés Pierre Fauchard, quien es reconocido en varias ocasiones como el inventor de la ortodoncia moderna, ya que en la práctica utilizó un aparato bautizado con el nombre de Blandeau, una pieza de hierro que ayudaba a expandir el arco lo que viene siendo el inicio formal de los frenos metálicos.
Ya en el siglo 20, fue Edward Angle quien estableció una clasificación dental para determinar qué tan rotos estaban los dientes, en qué dirección apuntan éstos, y cómo encajan entre sí. De hecho, esta clasificación es usada aún en nuestros días.
Pero la preocupación por lucir una sonrisa perfecta que aparentemente compartían con nosotros nuestros antepasados, evolucionó y ya no es sólo tener dientes alineados, sino que se buscan tamaños simétricos perfectamente blancos.
Es así como nacen las carillas, finas láminas de porcelana o de resina, de aproximadamente 0,3-1 mm de espesor, que se colocan cubriendo toda la superficie anterior de los dientes. Estas se unen fuertemente al diente por medio de un adhesivo y cemento especial.
Actualmente se emplean fundamentalmente para enmascarar anomalía de color, forma y tamaño de los dientes y así mejorar la estética dental. También son utilizadas para disimular mal posiciones dentarias, confiriendo al diente un aspecto más estético y evitando en muchos casos el uso de los frenillos metálicos.
Y aunque muchos dudan de la duración de este tratamiento, poco accesible por lo costoso que resulta, expertos aseguran que las de resina tienen una duración media de tres o más años, mientras que las de porcelana suelen durar diez años aproximadamente, dependiendo ambas de los hábitos del paciente.
En caso de descementación, si la carilla está en buenas condiciones, se vuelve a adherir al diente. Si se ha partido, sencillamente se vuelve a hacer otra en pocos días o en una cita dependiendo del material de la misma.
Brackets
Los tratamientos de ortodoncia generalmente se llevan a cabo con brackets que pueden ser metálicos o estéticos.
- Brackets metálicos
Los brackets metálicos son los más comunes, debido a que son confiables, resistentes y la fuerza que aplican no se compromete por lo que el tratamiento tiende a ser más corto. Además,es el tipo de brackets más barato.
- Brackets de cerámica
Son de gran calidad y no tienen los inconvenientes de los de plástico, aunque su costo es mayor.
- Brackets estéticos
Se pueden encontrar diversos materiales con los que se elaboran brackets estéticos: plástico, cerámica, zafiro o policarbonato, siendo los de zafiro más resistentes y no se manchan, al contrario de los brackets de cerámica. El arco debe ser metálico.
- Brackets camaleón
Son transparentes y permiten la reducción de la fricción con la consecuente reducción de la duración de la totalidad del tratamiento así como la reducción del tiempo de sillón en la clínica por el cómodo sistema de tapa de cierre.
- Brackets linguales
Se colocan en la cara palatina y lingual de los dientes, por lo que no son visibles. El proceso de funcionamiento es similar al de los brackets tradicionales, aunque por norma general, suelen presentar mayor incomodidad en el paciente[cita requerida] al estar en continuo contactos con partes blandas de nuestra boca, como la lengua.
- Brackets o frenos de autoligado Damon
Estos brackets autoligables se diferencian de los brackets convencionales en que no es necesaria la instalación de ligaduras para fijar los arcos a los brackets, lo cual proporciona un movimiento dentario más confortable y más rápido, obteniéndose tratamientos más cortos y con citas más espaciadas en el tiempo. Además, la mejoría en la estética facial y de la sonrisa es realmente sobresaliente con este tipo de aparatología.
Por: Daniel Murolo / dmurolo@diariolaregion.net