El hombre siempre buscó la forma para escribir bien sea con barro o plumas. Pero con la aparición del lápiz desde la antigüedad hasta la actualidad, sigue marcando un gran monopolio a nivel mundial
La innovación del lápiz comienza a partir de los años 1600, cuando fue descubierto un depósito de grafito en Seathwaite Fell, cerca de Borrowdale, Inglaterra. Los locales cercanos utilizaban el grafito para marcar ovejas. Éste depósito era puro y sólido lo que solía ser fácilmente aserrados en palillos.
La química estaba en su infancia y la sustancia era probablemente una forma de plomo. Por lo que fue llamado plumbago (en latín, plomo). El valor del grafito pasó a ser muy elevado, principalmente porque podía ser utilizado para alinear los moldes de las bolas de cañón.
Aunque los depósitos de grafito fueron encontrados en otras partes del mundo, no contenían la misma pureza y calidad que los hallados en Borrowdale, y tenían que ser triturados para eliminar impurezas y dejar sólo el polvo. Para lograr llegar al exterior, el grafito tuvo que ser pasado como contrabando, y así poder ser utilizados en lápices. La fama de utilización estos primeros lápices, se extendió, atrayendo artistas por todo el mundo.
Inglaterra continuó disfrutando de la producción de lápices hasta que se encontró un método de reconstruir el polvo de grafito; sin embargo, Los lápices cuadrados ingleses siguen siendo con palillos cortados de grafito natural desde 1860. La primera tentativa de fabricar los palillos de grafito pulverizado, se llevó a cabo en el año 1662 en Númberg, Alemania; utilizando una mezcla de grafito, sulfuro y antimonio. Hasta la fecha, las empresas de Nuemberg tales como Faber – Castell, Staedler y Lyro, son líderes absolutos en la producción de lápices.
En 1792 se cortaron las relaciones entre Francia e Inglaterra. Esto hizo que el ingeniero francés Jacques Nicolás Conté, ideara unos lápices de grafito y arcilla, rodeados de madera de cedro, que pronto se impusieron en todo el mundo. En las últimas décadas del Siglo XX, Brasil era uno de los principales productores de lápices, con 4.500 millones de unidades por año.
En 1812 el estadounidense William Monroe perfeccionó este proceso; fabricando una máquina que producía tablillas semicilíndricas de madera de 16 a 18 centímetros de longitud. Monroe unía con cola las dos pares de la madera, pegándolas en torno al grafito. Así fue como nació el lápiz y tal como lo conocemos en la actualidad. John Eberhard, establece en la ciudad de New York (U.S.A), una fábrica la primera fábrica de lápices con toda la tecnología traída de Alemania.
En 1906, una pequeña firma comercial llamada Rafael Pardo, representante de casa extranjeras, comenzó la importación de los lápices Eberhard Faber en Venezuela, llegando así a los primeros lápices marca Mongol al país. Años después en 1961, se inició en Venezuela una política industrial se sustitución de importaciones, dando origen al nacimiento de Eberhard Faber de Venezuela, S.A. Sus operaciones se iniciaron en la ciudad de Maraca, Estado Aragua, como una empresa productora de lápices.
En la actualidad, los lápices modernos se fabrican mezclando polvo de grafito, arcilla molida y agua, formando tiras largas como el espagueti, siendo introducidas en un horno con compartimientos térmicamente aislados. Las mismas se sumergen en aceite o cera fundida. Filtrando en los agujeros minúsculos del material, dando por resultado una escritura más lisa.
Luego en un eslabón de enebro o cedro de incienso con varios surcos paralelos, se cortan para lograr un listón, y se insertan las tiras de grafito y arcilla en los surcos.
El hombre siempre buscó elementos con los cuales poder escribir y expresar sus pensamientos. Así en la antigüedad se marcaban con tiste de hojas y huevo, y de poco a poco se fue evolucionando. Las tabillas de barro dieron lugar a la tinta con la pluma y ésta dio paso al moderno lápiz.
El grafito residual de un palillo de lápiz no es venenoso; el grafito es inofensivo si se consume, específicamente para los niños que realizan sus actividades escolares.
En Francia…
La invención de los lápices de grafito, se introdujo en Francia, en la corte de Luis XIII, Rey de Francia (1610-1643). Algunos lápices son más blandos que otros debido a la cantidad de grafito que contienen, lo que genera un trazo en el lápiz, ideal para el dibujante.
Por: Yolimar Vetancourt / yolimarvetancourt@gmail.com