A lo largo de la historia, múltiples civilizaciones han fracasado en la conservación del suelo y en potenciar sus recursos de una manera sostenible dadas sus limitaciones, pero la sociedad actual cuenta con las herramientas para revertir su alarmante degradación: las nuevas tecnologías.
Así lo indica un informe publicado este viernes por el Panel Internacional de los Recursos, un grupo científico de expertos ligado al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En el documento, presentado en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín -sede del Legislativo- con motivo del día mundial de la lucha contra la desertificación, los expertos denuncian que no se está llevando a cabo un buen sistema de evaluación del suelo antes de utilizarlo y que, si se mejora, no sólo se podría detener su degradación sino también «descubrir» su mayor potencial.
Una evaluación del potencial del suelo a largo plazo puede detener las pérdidas de 24.000 millones de toneladas de suelo fértil y de 15.000 millones de árboles al año, afirma el panel.
Parece una práctica clave a la hora de explotar un terreno, pero sin embargo no se está llevando a cabo, explica a Efe el autor del informe, J.E. Herrick.
Las razones son muchas y muy variadas, pero entre ellas está que algunos agricultores «no tienen otra opción» que utilizar la tierra que tienen. «Cuando eres pobre, no tienes alternativa», señala Herrick.
Para combatir este problema, los expertos presentan una serie de herramientas, entre las que destacan aplicaciones de móvil que están desarrollando y que podrían ayudar a cualquier agricultor en cualquier parte del mundo a sacar el mayor provecho de sus tierras de una manera sostenible.
De una manera sencilla, cualquier individuo podrá introducir unos datos básicos del suelo que quiere utilizar en estas aplicaciones de móvil -que ya están disponibles para modelos Android en su versión más básica, a la espera de que se actualicen-, y el sistema le dirá qué tipo de producción es sostenible.
«El informe trata de aumentar la concienciación sobre las ventajas de considerar el potencial del suelo antes de tomar una decisión», resume el autor del documento.
Herrick no se decanta por una zona en la que se esté llevando a cabo una peor evaluación y asegura que la situación es mala «en todo el mundo».
«No se utiliza el sistema adecuado, o no el adecuado en cuanto a la escala», apunta.
Hay ejemplos de lugares en los que sí se están haciendo bien las cosas, destaca, por ejemplo en algunas zonas de Brasil, donde supieron utilizar la tecnología adecuada para reducir la erosión del suelo.
El desafío para conseguirlo en todo el mundo es grande, advierte. «Necesitamos aumentar la producción de alimentos sin poner en riesgo otros asuntos de gran importancia como la biodiversidad», remarca Herrick.
La erosión, el agotamiento de los nutrientes, la acidificación, la salinización o la polución han provocado que el 33 por ciento de las tierras del planeta estén degradadas, y si la situación actual continúa, en 2050, entre 320 y 849 millones de hectáreas de tierra habrán sido convertidas en campos de cultivo, a expensas de los bosques, sabanas y praderas del mundo, advierte el panel.
China se ha sumado a la batalla contra la desertificación y ha implementado diversas medidas de control que han llevado a que, Pekín, por ejemplo, sufra hasta diez tormentas de arena menos al año.