El principal índice de la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones Industrial Average, perdió 4,55% este viernes y 17,3% en la semana a 19.173,98 puntos
Wall Street terminó a la baja este viernes su peor semana desde 2008 por temores a una recesión, mientras que las Bolsas europeas cerraron en verde, alentadas por el paquete de estímulos del Banco Central Europeo para sostener la economía en tiempos de coronavirus.
El principal índice de la Bolsa de Nueva York, el Dow Jones Industrial Average, perdió 4,55% este viernes y 17,3% en la semana a 19.173,98 puntos.
El Dow Jones, que el lunes tuvo su peor jornada desde 1988, terminó la semana por debajo del registro que tenía cuando Donald Trump asumió el poder en enero de 2017.
El tecnológico Nasdaq cedió 3,79% el viernes a 6.879,52 puntos, y 12,6% en la semana. El índice S&P 500 perdió 4,34% a 2.304,92 puntos, 15% en la semana.
El anuncio de cuarentena obligatoria en el estado de Nueva York y la debacle del mercado petrolero arrastraron a los índices de la Bolsa neoyorquina.
En tanto, en la eurozona los mercados reaccionaron positivamente a las medidas sin precedentes del BCE y de la Unión Europea, para sostener sus economías, tras las medidas de confinamiento para frenar la propagación del coronavirus que están paralizando amplios sectores de actividad.
París cerró la jornada con un avance del 5%; Fráncfort, con 3,7%; Londres, 0,80%; Madrid, 0,74%, y Milán, 1,7%.
Artillería pesada
La subida de las principales Bolsas europeas es el resultado de la gran artillería desplegada por los bancos centrales, dijo a la AFP, James Hughes, analista de Scope Markets.
«Los mercados odian la incertidumbre y no podríamos estar en tiempos más inciertos», señaló al referirse a la pandemia covid-19.
El coronavirus amenaza a toda Europa después de que Italia superó este jueves el número de muertos registrados en China, con más de 4.000 fallecidos.
El viernes, el BCE anunció que la flexibilización de las reglas de capitalización obligatoria para los bancos permitirá liberar 1,8 billones de euros adicionales para créditos a empresas y hogares, que se suman a los 750.000 millones de euros en estímulos para la compra de deuda pública y privada de países de la zona euro afectados por la pandemia.
Asimismo, la Unión Europea se encaminaba a flexibilizar las estrictas reglas sobre déficits públicos a fin de permitir a los gobiernos que abran el grifo del dinero en estas circunstancias excepcionales.