Me niego a considerar, siquiera como opción, que la cúpula de la Mesa de Unidad Democrática decida quién me representará en unas elecciones. No me la calo, y no por rebelde, militante político –que nunca he sido- o «caprilista», sino por mero sentido común
“¿Qué más se va a discutir si ya tenemos candidato? En las primarias del año pasado sacó más de 3 millones de votos y en la presidenciales más de 6 millones y medio… ¿Qué más están buscando?”.
Palabras más, palabras menos, esa fue la intervención de un televidente en Aló Ciudadano por Globovisión, que resume en buena parte lo que dice el sentido común en la calle: Henrique Capriles Radonski debe ser el candidato de la oposición en unas inminentes elecciones presidenciales.
Además de haber logrado una proyección nacional debido a su confrontación con el reelecto Hugo Chávez, luce fantasioso conseguir a estas alturas del juego alguien que al menos obtenga votaciones similares a las de Capriles, tanto en primarias como en presidenciales. Y de paso, en medio del “tsunami rojo” del pasado 16 de diciembre, cuando el chavismo arrasó con 20 gobernaciones -incluyendo cinco que estaban en manos de la oposición-, Capriles fue uno de los pocos que sobrevivió al quedar ratificado en Miranda.
¿Por consenso? ¡zape gato!
Viendo en líneas gruesas el desempeño electoral de Capriles Radonski, queda plenamente vigente la inquietud del televidente: “¿Qué más se va a discutir si ya tenemos candidato?».
Es que suena hasta absurda la posibilidad que la cúpula de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), reunida en un cenáculo, “decida por consenso” ungir al que se enfrentará a Nicolás Maduro.
Me niego a considerar, siquiera como opción, que unos “sabios predestinados” de la MUD decidan quién me representará en unas elecciones. No me la calo, y no por rebelde, militante político o «caprilista», sino por mero sentido común.
Pateados y excluidos
Lo que sí suena lógico es que dirigentes opositores estén discutiendo las condiciones en las que darán su respaldo a Capriles, escenario que sí tiene sentido si se toma en cuenta cómo algunos líderes de Primero Justicia (PJ) patearon y excluyeron a varios actores políticos durante la pasada campaña electoral presidencial.
Casi que podría jurar que no habría ningún tipo de dudas en que Capriles sería el abanderado natural opositor, de no ser por la actitud arrogante y sectaria del cogollito de PJ. Evidentemente, Acción Democrática y los demás partidos no apoyarán abiertamente a Capriles sin que medie algún tipo de compromiso en el futuro. «Realpolitik», dirían los expertos, esa pajuatada de «no negociamos con la cuarta república» fue uno de los factores que sumó en la derrota del pasado 7-O.
El caso chavista
Hugo Chávez, contando únicamente con el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), no derrotaba a Capriles en octubre. Los 6.386.699 votos eran insuficientes ante los 6.591.304 que obtuvo la alianza opositora… ¿entonces, cómo ganó Chávez?: Sus aliados le dieron 1.804.333 votos, aunque no debe soslayarse en ese resultado victorioso un discurso que conecta con las grandes masas, al igual que el escatológico uso de los recursos públicos que impunemente hace el chavismo.
«Eso es lo que hay»
En un tiempo como el que vivimos, lamentablemente, no existen líderes políticos que calcen los zapatos de estadistas, ni en la oposición ni en el chavismo. «Eso es lo que hay», como cantan los Amigos Invisibles. No obstante, no pierdo la esperanza que un rayo de sindéresis ilumine las conciencias de quienes en esta hora deben tomar decisiones trascendentales para el futuro inmediato de Venezuela. Con un Gobierno no electo democráticamente y una protesta social que no abandona las calles por culpa de un Estado incapaz de dar respuestas, la expectativa general es que los dirigentes estén a la altura de las circunstancias, que dejen sus intereses personales y partidistas a un lado porque, aunque suene dramático, en estos momentos nos estamos jugando la vida de la patria.
Julio Borges y su combo no deberían anteponer sus intereses por los votos que sumaría la tarjeta de Primero Justicia en unas elecciones, para después «negociar» en «mejores términos». Igual tesis vale para Un Nuevo Tiempo, Voluntad Popular y otras toldas en las que su anhelo de poder, egoísmo y divismo prevalecen en detrimento de la unidad. Si eso no se entiende «ahora», es probable que luego no haya siquiera un «después».
AL CIERRE
Luis Figueroa, de ingrata recordación dada su nefasta gestión en Vivienda y Hábitat, regañado más de una vez en Aló Presidente por Hugo Chávez debido a su pobre desempeño por el cual fue destituido de ese ministerio en julio de 2006, es el candidato de Diosdado Cabello para la Alcaldía de Sucre del estado Miranda… ¿se lo calarán Aurora Morales y Elías Jaua, dos de los dirigentes más importantes de Miranda?
La procesión va por dentro en el PSUV: denuncian alteraciones de actas para inscribir a algunos candidatos a alcaldes, con la finalidad de favorecer a quienes están vinculados la rosca boliburguesa. Los afectados no declaran, por ahora, a los medios para que no los llamen «apátridas y traidores»…
Puro humanismo: Ojalá el Ministerio de Interior y de Justicia combatiera el malandraje desatado en las calles con la misma eficacia que evita la difusión de imágenes que revelan el confort con el que vive la familia presidencial…
LA FRASE
“Zamora era bueno y lo mataron los malvados en Santa Inés, Gómez era un vampiro, pero hizo la Trasandina, o Gómez es el mejor presidente que hemos tenido porque nos metió a todos en cintura’. ¿Qué estupidez es ésta? ¿Cómo le podemos enseñar a nuestros jóvenes semejante basura?”.
José Ignacio Cabrujas
Richard Sanz / Twitter: @rsanz777