El proceso de cambio en Venezuela nunca ha sido una labor fácil; es un camino lleno de obstáculos porque no enfrentamos a un modelo político normal en una democracia
El Gobierno adelanta su juego con el apoyo del TSJ y del CNE. ¿Qué hacemos ante esa realidad? Creo que aprovecharnos de su estrategia y prepararnos para derrotarlos en cualquiera de sus jugadas: revocatorio, enmienda o elecciones regionales. Algunos son caminos más largos que otros, pero igual son útiles para despojar de poder al régimen.
El proceso de cambio en Venezuela nunca ha sido una labor fácil. Es un camino lleno de obstáculos porque no enfrentamos a un modelo político normal en una democracia, sino uno que se basa en el objetivo de mantenerse en el poder por siempre, sin importar el costo que eso traiga consigo.
Por eso no es hora de profundizar las normales diferencias políticas que existen no sólo en la Mesa de la Unidad, sino también en la relación entre ciudadanos y dirigentes políticos. Como no hay salidas mágicas en este supremo interés por generar un cambio en Venezuela, no podemos descalificar ninguna de las opciones. Para avanzar con el cambio se requiere de esa misma coalición ciudadana que permitió coronar con éxito la victoria del 6D.
El revocatorio es una de las opciones a las que debemos dedicar esfuerzo e interés, pero también sabemos que el Gobierno jugará a retrasarlo lo más posible con el fin de evitar que el modelo caiga por completo. Recordemos que si el referendo se hace el año que viene, saldrá Maduro, pero quedará el Vicepresidente Ejecutivo hasta que termine el período presidencial. ¿Cómo evitamos eso? Sólo con presión de calle podemos obligar al CNE a que active el proceso.
La enmienda es otra real posibilidad. Ahora el Gobierno quiere impulsar una enmienda para acortar el período de los nuevos parlamentarios, pero apoyo la iniciativa de Henry Ramos Allup de tomarle la palabra al régimen y que se hagan tres enmiendas al mismo tiempo y que el pueblo en consulta popular decida.
Pero, ¿y si el Gobierno le pone fecha a las elecciones regionales? Esa decisión no puede tomarnos por sorpresa. Debemos prepararnos para ese escenario y hacer valer la fórmula de las primarias para la escogencia de los candidatos. Nada de consenso, pues se debe consultar al soberano por cuál de las opciones en sus estados se decantan.
Las elecciones regionales permitirían vencer al Gobierno en la casi totalidad de los estados. Pudiéramos quitarles entre 17-18 de sus actuales Gobernaciones y así disminuir su poder. Esa es una vía efectiva para ir reduciendo al régimen a una minoría más pequeña que la actual. No podemos descalificar a priori la elección de los nuevos gobernadores.
El fragor de la batalla política y los efectos de la crisis no pueden nublar la madurez política alcanzada. Usemos las mismas decisiones del Gobierno para derrotarlos. No caigamos en la desesperación y el sentido de urgencia. Preparémonos para cualquier escenario. El cambio va.
Pablo Pérez