Solo un día después que le aumentaron el sueldo, Noel quedó sin trabajo. Fue al Ministerio y le dijeron que recibiera lo que le estaban ofreciendo y que introdujera su caso para seguirlo peleando en el futuro
7:00 am
Un día después que el Presidente aumentó el salario por cuarta vez en los últimos meses para «proteger el ingreso de todos los venezolanos», Noel y decenas de sus compañeros de trabajo recibieron una invitación a una reunión cordial por parte de la empresa donde laboran …o laboraban. «¿Qué les puedo decir?», se preguntó el representante legal de la empresa. «No podemos pagar ese aumento, no tenemos el dinero», les espetó, sin una lagrimita, sin anestesia, y les comunicó que no tenían otra opción que bajar la santamaría.
Solo un día después que le aumentaron el sueldo, Noel quedó sin trabajo. Fue al Ministerio del Trabajo y le dijeron que recibiera lo que le estaban ofreciendo y que introdujera su caso para seguirlo peleando en el futuro.
El caso es que a Noel y a sus compañeros no les protegieron el salario. Por el contrario, perdieron su trabajo. Ahora no tienen nada.
Noel es cuñado de Bárbara, a quien «se le terminó» el contrato en un concesionario de una empresa de encomiendas; concuñado de Milagros, a quien le dijeron que no fuera a trabajar más en la cantina de una escuela donde se fajaba a diario a hacer empanadas; amigo de Maribel, a quien le comunicaron que el laboratorio donde trabajaba ya no la necesitaban más; y hermano de santo de Pali, a quien le recortaron su horario de trabajo en una clínica para poder seguir pagándole.
Todo eso sucedió en enero de este año. Solo en enero. «¿Qué nos está haciendo esta gente», se preguntó Noel, desconsolado. Y no consigue respuestas.
2:00 pm
Al barrio donde vive Simón nunca han llegado las bolas del Clap. Pero «la comunidad organizada», los consejos comunales, consiguen algunos insumos. Van y te tocan la puerta y te ofrecen arroz a 3.000, harina a 2.500, pasta a 3.500, un kilo de café a 12.000, uno de leche a 8.000. Y tu los escuchas: «No, vale, yo no le estoy ganando nada a eso; te estoy vendiendo la leche tal como me la están vendiendo a mi».
Simón se ha preguntado mil veces si esos productos son para alimentar los negocios que a todas luces se hacen en «la comunidad organizada».
9:00 pm
La mayor rabia que siente Felipe cuando llega a su casa es corroborar que el agua que de vez en cuando sale por los chorros de su vivienda es de tono marrón oscuro. «Dicen que el gobierno no tiene dólares para comprar los químicos que permiten purificar el líquido», le comentó un amigo hace poco. Pero lo cierto es que se hace cuesta arriba consumir ese tipo de agua que dista mucho de ser inodora e incolora. «¿Cómo es posible esto?», se preguntó Felipe. «Ah, pues, tú la echas en un vaso, la dejas reposar un rato, y al rato se pone hedionda», le contestó Alicia resignada.
Edwar Sarmiento