Nos debatimos entre quienes afirman que Guaicaipuro fue un aguerrido cacique con un claro pensamiento bolivariano, antiimperialista y chavista, y quienes niegan las luchas de Ezequiel Zamora por instaurar un Estado federal y lo descalifican porque montaba a caballo
La gente pensante, consciente, no fanatizada, trabajadora, estudiosa, preparada y honesta, tiene que terminar por imponerse en el país, so pena de que acabemos siendo un estado fallido. Hacia allá caminamos en medio de una locura nunca vista en los últimos 70 años, y miren que hemos asistido a hechos que, por lo absurdos, pueden catalogarse de grandes locuras. Pero es que las observadas hoy en el país, ante las situaciones más disímiles y no realmente trascendentes, son dignas de “coger palco”. Por una parte, el Gobierno y su séquito de adoradores, desde los ingenuos hasta los vividores, entre estos los militares, y por la otra la oposición agrupada (dividida) en la Mesa, son actores de una tragicomedia llena de locuras y más locuras, mientras Venezuela y su población se degradan aceleradamente y la nación se diluye y queda a cargo de la delincuencia: política y común.
Nos debatimos entre quienes afirman que Guaicaipuro fue un aguerrido cacique con un claro pensamiento bolivariano, antiimperialista y chavista, y quienes niegan las luchas de Ezequiel Zamora por instaurar un Estado federal y lo descalifican porque montaba a caballo, tuvo una bodega y le gustaban las mujeres. En ambos casos, la ignorancia y el fanatismo se unen estrechamente, lo que da paso a una osadía que actúa junto a la demagogia, que se ha entronizado en la vida política venezolana. A cualquier acción, posición o decisión de quien sea, se la ataca o se la defiende por encima de la razón, simplemente porque se busca la obtención de un beneficio político o simplemente electoral.
El General de Hombre Libres, como se llamó en su momento a Zamora, fue de los principales líderes militares liberales de la Guerra Federal, arrojado y exitoso; sus restos reposan desde hace más de 140 años en el Panteón Nacional, a donde no fue llevado por el chavecismo. En Venezuela, hay una universidad experimental creada en un gobierno de AD: la Ezequiel Zamora, situada en los llanos occidentales (Barinas, Apure, Portuguesa y Cojedes). Pero Ramos Allup, en su ignorancia y demagogia, no debe saber que un gobierno del cual formó parte le rindió ese homenaje a Ezequiel Zamora. Lo absurdo no es la conmemoración que se hace de su natalicio, lo absurdo es que lo haga un gobierno que tiene una posición centralista, como la de los gobiernos conservadores del siglo XIX contra los que peleó Zamora. La lucha es contra el gobierno de Maduro, no contra las figuras históricas con las que el régimen trata de protegerse, además de apropiárselas.
Pero en desconocimiento de la historia, el gobierno chavecista está muy lejos de quedarse atrás. Su posición contra el prócer José Antonio Páez, por su papel en la separación de Venezuela de la Colombia del Libertador, enfrentando a Bolívar incluso, un acto tomado como traición por estos bolivarianos de pacotilla, demuestra lo incapaces que son de analizar hechos históricos. Además, desecha la participación primordial de Páez en la independencia y, en definitiva, en la creación de Venezuela como república.
Luis Fuenmayor Toro