Una hija de la víctima, Marta Caicedo, de 75 años y un nieto, la hallaron después de derribar la puerta.
Marta Caicedo, de 75 años, fue localizada sin vida la tarde de este jueves en la cama de su habitación, dentro de la vivienda donde residía en el barrio Isaias Medina Angarita, en Catia. El cuerpo tenía las manos atadas, una soga en el cuello y la cabeza cubierta con la funda de una almohada.
Una hija de la víctima y un nieto, la hallaron después de derribar la puerta. Ese día acudieron temprano a la Subdelegación Oeste del Cicpc, para denunciar que la mujer no aparecía y tampoco atendía a la puerta, desde donde emanaba un olor putrefacto.
Los funcionarios les indicaron que violentaran la cerradura si eran parientes directos y de encontrar algún indico de la comisión de un delito, regresaran. Así lo hicieron, descubriendo la lamentable escena.
El lunes 27 de febrero, una hija de Caicedo, fue a visitarla pero nunca logró que su madre le abriera. Regresó el miércoles pero tampoco la encontró. El viernes, de vuelta con un sobrino, intentó indagar con los vecinos y fue cuando estos le notificaron que también estaban extrañados de no verla.
La septuagenaria solía salir con frecuencia a caminar, realizar compras o a un comedor solidario que hay en Catia, donde tenía amistades. Presumen que los autores del hecho tenía la intención de robar, aunque sus hijos aseguraron que no tenía nada de valor.
La recordaron como una mujer de carácter recio que poco confiaba en extraños. Era un poco severa, al punto que nadie en su familia tenía copia de las llaves de la casa donde la encontraron sin vida.
AA