Éramos hermanos y ahora somos proletarios y mendigos unidos
Manifiesto Comunista-Marx-Engels
Marx y Engels definieron la clase social en el Manifiesto Comunista en 1847 al absolver a la Liga de los Justos, cuyo lema Todos somos hermanos fue cambiado por “proletarios y mendigos unidos”. Proletario es quien solo tiene la fuerza del trabajo, sin propiedades y sumisos por hambre al explotador, degenerándose en el lumpeproletario, que en su concepto amplio es el mendigo, sin trabajo, indigente y vive de la misericordia. Desde el origen de la humanidad ha existido la esclavitud en sus diversas formas, lo que conlleva a la degradación por hambre del ser humano, mediante la compra de conciencia y de su personalidad. Si bien es cierta la explotación que ha hecho y hace la burguesía a la mano trabajadora de obreros y artesanos, no es menos cierto lo que hace el autoritarismo político, llámese democracia capitalista, neoliberal y salvaje o socialismo marxista y tiránico. El ser humano del siglo XXI, sin distinciones de clase, raza, sexo y credo, es opuesto a la revolución permanente y aspira a la evolución de conciencia social en la sociedad justa, donde todos seamos hermanos en solidaridad, con ética y moral. Todas las religiones y todas las doctrinas son buenas en la medida de sus propósitos, pero es inaceptable que “los medios justifiquen los fines”. El primer capitalista-emprendedor que utilizó por vez primera la frase “socialismo humanitario”, fue Robert Owen, en 1823, al escribir La nueva visión de la sociedad con motivo de la revolución industrial y al gerenciar una fábrica de hilados en Escocia, dándole trato humano a los obreros y artesanos; estableció la reducción de la jornada, descanso diario y semanal, vacaciones, mejor salario, lo que condujo a mejor calidad de la producción. A ese socialismo humanitario lo llamó Marx socialismo utópico e impuso el socialismo científico materialista y revolucionario, acabando con todo a lo “gato pardo” y todo sigue igual y peor. El Carnet de la Patria es bueno y considero que todos las personas “sin miedo o reservas”, sin presión alguna, deben solicitarlo. Ha sido una decisión del Presidente de la República, quien no debe ser igualmente presidente de su partido (Psuv), pero si ello comporta un listado político es importante que los venezolanos tengan el Carnet de la Patria, porque no todos son miembros del partido del presidente de la república. De igual modo, la limosna con los Clap. La población en Venezuela es de aproximadamente treinta millones de habitantes que conforman más o menos seis millones de familias; quizás el treinta por ciento, o sea, a dos millones de familia, no les interesan los Clap, pero el gobierno deberá satisfacer las necesidades hambrunas de cuatro millones de familias, por lo menos cada quince días, no solo de “vituallas”, sino también de proteínas.
Cesáreo José Espinal Vásquez
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