En lo que Trump despierte, las cosas cambiarán, piensa Maduro, aunque la realidad le dice una y otra vez que con ellos no tiene vida.
Coincido con algunos que, desde la periferia chavecista, pero enfrentados a Maduro y aterrados por la situación actual, señalan que éste es un gobierno sin estrategias, que se mueve dando tumbos y que hace bulla pero no avanza. Lejos de resolver algo, se hunde cada vez más en su ineficacia, corrupción y sectarismo, como lo demuestran sus acciones contra los panaderos, sus nuevos grandes enemigos, dada toda la parafernalia usada para someterlos a la “autoridad revolucionaria”.
El imperialismo quedó atrás como enemigo fundamental, pues su líder máximo, Donald Trump, es un personaje engañado por los restos del “obamismo”, presentes aún en la administración gringa. En lo que Trump despierte, las cosas cambiarán, piensa Maduro, aunque la realidad le dice una y otra vez que con ellos no tiene vida.
Mientras llega ese “despertar” presidencial estadounidense, el nuevo enemigo principal de la revolución junto a los panaderos, míster Almagro, terminará por caer estrepitosamente desde la azotea del edificio de la OEA y lamentará haberse enfrentado con la revolución “potencia” y su preclara dirigencia. En tanto, seguiremos sin pan, sin comida, sin cemento, sin repuestos automotrices, sin insulina, hormona tiroidea y losartán potásico, como no sea el importado de comprimidos de un mil bolívares cada uno. Continuaremos sin vacunas, sin antineoplásicos, sin ivermectina para la sarna, sin inmunosupresores para que los trasplantados renales no sigan muriendo. Permaneceremos sin seguridad personal ni jurídica, sin hospitales ni ambulatorios, sin salarios que cubran la cesta básica, sin agua, sin electricidad y, cuidado, si sin gasolina.
Coincido también en que los chavecos deben aceptar que el intento socialista fracasó, por lo que hay que cerrar ese capítulo y los primeros interesados deberían ellos mismos, si quieren que algo quede. No pienso, sin embargo, que esta derrota haya sido el resultado de la acción del capitalismo nacional e internacional. Chávez y sus herederos designados, son como Chacumbele: ellos solitos se mataron. Y lo hicieron a pesar de los esfuerzos de la MUD para que sobrevivieran. Pienso también que un futuro distinto para el país no está del lado de los partidos de la MUD, cuyo proyecto no difiere del llevado adelante estos 18 años. Sus conductas actuales de lanzamiento de candidatos presidenciales demuestran de quiénes estamos hablando.
Discrepo de estos sectores chavecistas en los cuales la salida pasa por la resurrección del chavismo y del socialismo, que “yacen en el corazón de las masas”. No se trata hoy de “volver a Chávez” ni de levantar el mal escrito y antinacional “plan de la patria”. Pretenderlo retarda el rescate de la nación. Se trata de unir a todos los patriotas, sin propuestas extemporáneas, sin ideologizaciones, para trabajar honesta y eficazmente en industrializar el país a partir del petróleo, desarrollar las ciencias y la tecnología e impulsar el empleo formal calificado bien remunerado, para hacer de Venezuela una nación vigorosa, donde su gente eleve permanentemente sus niveles de vida.
Luis Fuenmayor Toro