Los acertijos promueven el uso fascinante de las palabras. Fortalecen la memoria y la imaginación. Son juego y aprendizaje compartido, todo en uno.
Los beneficios de jugar a los acertijos con los niños son muchos y se reflejan en el manejo del lenguaje y en la capacidad de combinar y relacionar. Son un pasatiempo intelectual antiguo y siempre original, porque está hecho de sorpresas y de lo más profundo del ser humano. Es decir, del lenguaje, de su magia musical y de los sentidos que se construyen con la imaginación.
Básicamente, un acertijo es un problema. Un enunciado que describe una situación, pero a partir de fragmentos, de pistas, de datos incompletos. Quien los escucha debe unir y concatenar.
Entre los acertijos encontramos los paradójicos, los que son una trampa o un juego de palabras y aquellos que ofrecen opciones de una lista de probabilidades. Veamos aquí cómo se construyen, los beneficios que reportan y algunos divertidos para tu colección.
¿Cómo enseñar acertijos a los niños?
El juego con las palabras y la imaginación es la ruta que conduce a los acertijos. Se busca con palabras distraer y a la vez sorprender. En este sentido, podemos mostrarles acertijos del infinito repertorio de la oralidad o enseñarlos a construir sus propias composiciones.
Estos juegos de palabras responden a distintas edades y necesitan, según la edad del niño, el contexto que le aporta el sentido. Mientras más chico, más musical y colorido. A medida que crece, será conveniente ampliar el entorno.
Si queremos enseñarlo a construir los suyos y que los comparta con sus compañeros, funciona elegir un objeto, animal o cosa, hacer una descripción, luego extraer los detalles más puntuales y ordenarlos a gusto con cierta gracia musical.
Hagamos una prueba. Supongamos que el objeto es un libro. Decimos del libro que tiene hojas, lomo y cubierta. El acertijo pudiera ser “tiene hojas y no es árbol, lomo y no es caballo, cubierta y no es barco, ¿qué es?”.
Beneficios de los acertijos para los niños
Diversos estudios confirman que la competencia lingüística acompaña el crecimiento y el desarrollo psicomotor. El niño aprende a hablar en la misma medida en que conoce y aprehende el entorno en el que se mueve y con el que interactúa.
El ejercicio intelectual pasa por el dominio del lenguaje, por la comprensión y la construcción de sentidos. Resulta interesante observar que la realidad será tan amplia y tan diversa en la medida en que sea amplio y diverso el lenguaje. En este orden de ideas, los acertijos unen eficazmente palabra y sentido.
Ejercita la memoria
Cada vez parecen existir menos razones para usar la memoria como archivo natural. Sin embargo, aprender a memorizar es de una poderosa utilidad; ejercita el cerebro y lo prepara para tareas complejas.
La memoria en los acertijos es una herramienta que une la música intrínseca de las palabras a los significados como recurso mnemotécnico. Hay una estrecha relación entre los aprendizajes y la estructuras de pensamiento o fórmulas.
Descubre palabras
Los acertijos son una fuente de palabras. Los empleamos para llegar por la vía del suspenso a la revelación de un secreto.
También elevando, según la edad, los niveles de complejidad. Si nos interesa introducir una nueva palabra en el argot del niño, preparemos un acertijo que la describa. Por ejemplo, la palabra candil: un pequeño sol en urna de cristal o una estrella en taza, con aceite, mecha y asa.
Afina la atención
Entre las técnicas que se afinan con los acertijos está la atención. Repetir y atar cabos genera una divertida gestión de las pistas y aproximaciones, que hacen parte de las vías al conocimiento.
Cuando las pantallas y la navegación impulsan la atención efímera, los juegos de palabras producen un efecto que despierta la imaginación. En este juego gana quien mejor atiende.
Modela el sentido del humor
Los audiovisuales nos han acostumbrado al humor derivado de accidentes y torpezas que se viralizan, que tienen en efecto un contenido cómico. Pero el que viene del juego de palabras es más sutil y solicita del niño atención, memoria y la capacidad reveladora de la ironía.
Ayuda a la socialización
Otro de los beneficios de jugar a los acertijos con los niños es la socialización. Es una actividad estrictamente dialógica. Entonces, a través de las palabras y en intercambio con el grupo social se establecen y distribuyen sentidos y significados.
Distrae de las pantallas
Entre los beneficios de jugar a los acertijos está que los niños se pueden alejar de las pantallas y entrenarse en el manejo del lenguaje. No solo en cuanto a los significados, sino en la dicción y la pronunciación.