El papa Francisco admitió que en el Vaticano «hay corrupción», pero que él vive «en paz», al contestar a algunas preguntas de los superiores de las órdenes y congregaciones de religiosos.
En esa conversación con los religiosos el papa Francisco habló también del uso del cilicio, instrumento que causa dolor o incomodidad, sin rechazar su uso.
«Cuando entré en el noviciado de los jesuitas, me dieron el cilicio. Esta bien el cilicio, pero atención: no tiene que ayudarme a demostrar que soy bueno y fuerte. La verdadera ascesis tiene que hacerme más libre», explicó.
En esta cita con los religiosos del pasado 25 de noviembre, Francisco explicó que en las congregaciones generales previas al cónclave «se hablaba de reformas».
«Todos las querían (las reformas). Hay corrupción en el Vaticano. Pero yo vivo en paz», admitió.